La Comunidad Israelita de Barcelona, que reúne a los judíos de la capital catalana (no se debe confundir israelita con israelí) ha plantado este miércoles a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, después de su decisión de romper las relaciones con Israel y suspender el hermanamiento con Tel-Aviv. La Comunidad Israelita ha decidido no asistir a la entrega de las distinciones a entidades e instituciones centenarias de la ciudad. Esta era la primera edición de la concesión de esta distinción que a partir de ahora se otorgará anualmente, pero ha nacido con evidente polémica por la actitud de Colau.
Aparte de la Comunidad Israelita, otras entidades han recibido las distinciones como los Lluïsos de Gràcia, el Casino la Aliança del Poblenou, el Club Esportiu Europa, el Cercle de Gràcia, el Gremi de Pastisseria de Barcelona, el Ateneu Barcelonès, el Club Esportiu Laietà, el Reial Cercle Artístic de Barcelona, l'Orfeó Martinenc o el Centre Excursionista de Catalunya, entre otros.
La Comunidad Israelita ha publicado un comunicado, criticando la decisión de Colau, y ha asegurado que la ruptura "no representa, ni en forma ni en fondo, lo que es Barcelona y sus ciudadanos". También ha denunciado que en las últimas semanas, a raíz de esta campaña del Ayuntamiento, "ha ido creciendo la presión entorno las comunidades judías". I recuerdan que recientemente enviaron una carta a Colau expresando "gran preocupación". Añaden que lo que ha efectuado el gobierno municipal es "antisemitismo sofisticado".
La Comunidad Israelita fue creada en Barcelona en 1918 por lo que entonces era una incipiente población judía de Barcelona, después de la expulsión de los judíos en 1492. En el siglo XIX, algunos financieros y hombres de negocios judíos de procedencia francesa y centroeuropea empezaron a establecerse en las principales ciudades de la península, aunque esta presencia resultaba prácticamente imperceptible para el conjunto de la sociedad. El comienzo de la Primera Guerra Mundial marcó un punto de inflexión, según explica la misma Comunidad. Si hasta el año 1914, la poca presencia judía en Barcelona era mayoritariamente de origen alemán o austro-húngaro, durante la guerra llegaron a Barcelona decenas de familias sefardíes: judíos otomanos residentes en Francia que se vieron forzados a exiliarse y que vieron la Península como un refugio. Se establecieron en Barcelona, ciudad de fábricas y portuaria que durante la guerra se había convertido en una localidad dinámica y próspera. Y en la misma época también llegaron judíos que huían del servicio militar, de algunas familias dinásticas de centroeuropa y otros que se escapaban de las persecuciones y políticas antijudías. En total, según los cálculos más optimistas, más de un millar de judíos se establecieron entonces en Barcelona.
El mes de diciembre de 1918 nació la Comunidad Israelita de Barcelona. Los firmantes del acta de constitución y de los estatutos fueron en su mayoría de origen centroeuropeo, y el primer presidente fue un miembro de la comunidad alemana, Edmundo Metzger. La utilización de la palabra bíblica "israelita" y no "judía" refleja "la preocupación de los fundadores de no utilizar una palabra con una carga negativa que tenía prevalencia en el imaginario colectivo, porque se seguía viendo a los judíos como una comunidad deicida". Posteriormente llegaron otras interpretaciones, como las que incorporan a Jesús en la cultura judía.
Colau ha anunciado este miércoles la suspensión temporal de todas las relaciones con el estado de Israel, incluido el acuerdo de hermandad con la ciudad de Tel-Aviv. La misma alcaldesa ha enviado una carta al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en que lo informa de la decisión. Colau ha defendido esta ruptura hablando de una supuesta "violación flagrante y sistemática de los derechos humanos". "Entendemos que no podemos callar", ha insistido la alcaldesa. Ha asegurado que la ruptura global con el país hebreo no es "en ningún caso una discriminación en la población judía, es una crítica a un gobierno, no a un pueblo, una comunidad, o una religión".