La primera parte del 29.º Congreso Nacional de ERC, el pasado otoño, fue prácticamente a la búlgara. Las bases republicanas apuntalaron la candidatura única de Oriol Junqueras y Marta Rovira al frente del partido, para un cuarto mandato, con el 87% de los votos a favor y el 13% de votos en blanco. Y la segunda parte, centrada en el contenido, también va a ser relativamente plácida: avalar la "vía Montenegro", la que proponen para hacer un "pacto de claridad" para celebrar un referéndum de independencia pactado con el Estado. Las bases van a cerrar filas, como con su cúpula. Sin embargo, otra cosa muy distinta es el ruido externo, lo que pasa fuera, donde hay más incertezas que certezas. Después de una semana en la que el president Pere Aragonès ha vuelto a probar los inconvenientes de la minoría parlamentaria con reveses y sapos tragados como el Cuarto Cinturón, la vista estará más puesta en la negociación de presupuestos que se reanudará el lunes. Y en un diálogo con La Moncloa que, como Lleida, está congelado hoy por hoy.
Hasta 1.400 militantes se han inscrito para participar, desde las nueve de la mañana en la Fira de Lleida, en el cónclave republicano. Habrá cuatro intervenciones de la cúpula repartidas hasta las seis de la tarde: el president de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès; el presidente del partido, Oriol Junqueras; la secretaria general, Marta Rovira, y la secretaria general adjunta y portavoz nacional, Marta Vilalta. El objetivo es el de aprobar una ponencia estatutaria y otra política, la que determinará el rumbo del partido en el próximo ciclo. El texto ha recibido a lo largo de las últimas semanas hasta 270 enmiendas, que han sido debatidas por los congresos territoriales y asambleas sectoriales. Un poco menos de la mitad, 130, se han aceptado o se han incorporado a través de transacciones. En el 29.º Congreso solo hay dos enmienda vivas, que se votarán in situ. La principal tiene que ver con la llamada "vía Montenegro". La segunda tiene que ver con reforzar el republicanismo en la totalidad del territorio.
Via Montenegro
De hecho, la vía Montenegro es el núcleo central de la ponencia política. Es la concreción del pacto de claridad que el president Pere Aragonès planteó en el debate de política general del Parlament el pasado septiembre, y que solo recibió el apoyo de los comunes. Pero los republicanos insisten en esta estrategia para pactar un referéndum con el Estado y se fijan, entre otros, en el caso del referéndum de Montenegro para fijar unas posibles condiciones, abiertas al debate. Lo más relevante son los umbrales, que están extraídos de la experiencia montenegrina (avalada por la Unión Europea): una participación mínima del 50% y un mínimo del 55% de apoyo al sí. La enmienda viva solo plantear suprimir la referencia explícita a este país, pero deja intactos estos porcentajes. A la ponencia también se habla de los casos de Escocia y Quebec. A través de enmiendas se ha incorporado también la necesidad de construir "frentes amplios" para defender el derecho a la autodeterminación o encontrar complicidades internacionales.
De esta manera, los republicanos afianzan su apuesta estratégica por el diálogo, que ya quedó plasmada en la ponencia política de diciembre del 2019. Entonces se planteaban tres vías para conseguir un referéndum de autodeterminación. La primera, la vía pactada y negociada con el Estado, que admitían que entonces era "imposible" por sus reiteradas negativas. La segunda, "forzar la convocatoria" de la votación a través de la constante desobediencia civil no violenta, la acción de las instituciones, la generación de grandes consensos y la búsqueda de complicidades internacionales para obligar al Estado a negociar la consulta. Finalmente, una tercera vía sin acuerdo con el Estado, aunque se dejaba claro que no era prioritaria y se evitaba el término "unilateral". El documento fue aprobado con un apoyo muy amplio del 93%: 558 votos a favor, 20 en contra y 19 en blanco.
Unas propuestas, sin embargo, que siguen sin aglutinar el consenso del conjunto de partidos independentistas. A esto hay que añadir que el diálogo con el Estado se encuentra, por ahora, en punto muerto. La mesa debía reunirse una segunda vez antes de acabar el año pasado, pero este encuentro nunca llegó. Tras la supresión de la sedición y la reforma de la malversación, Pedro Sánchez optó por congelarla a la vista de un año cargado de elecciones.
Pendientes de los presupuestos
Pero la vista está puesta más allá de la Fira de Lleida y del sábado. La negociación de los presupuestos, ante la perplejidad de ERC, no se reanudará hasta el lunes, como anunció Salvador Illa. Y lo harán después de dos reveses en el Parlament. El primero, la tramitación como proyecto de ley del decreto de necesidades financieras (vinculado a la prórroga presupuestaria), una maniobra orquestada por el PSC y Junts per Catalunya. La segunda, tragarse el sapo del Cuart Cinturón en una moción socialista, un proyecto al que históricamente se habían opuesto. El primer secretario y jefe de la oposición, Salvador, Illa, lo ha celebrado como un "paso importante", pero también ha señalado que todavía quedan cosas por cerrar con el Govern. En cambio, desde Calàbria señalan que "ya no hay escollos" para el acuerdo final y que debería pasar por el Consell Executiu no más tarde de la semana que viene. De la aprobación o no de nuevas cuentas puede depender la duración de la actual legislatura, que se encuentra en el ecuador.
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Elecciones municipales a la vista
El congreso nacional de ERC tampoco escapa del nuevo ciclo electoral que se abre el 28 de mayo con las elecciones municipales. Aparte de todos los consellers y conselleres del Gobierno --excepto Gemma Ubasart por motivos personales--, también habrá muchos representantes del mundo local, entre ellos alcaldes del Vallès Occidental y el Vallès Oriental, que se han tenido que tragar años de oposición a la B-40. También va a estar el alcaldable en Barcelona, Ernest Maragall, que tomará la palabra junto a la alcaldesa de Ponts (Nogal), Solés Carabasa. La maquinaria ya se está poniendo en marcha. Esta misma semana, Maragall ha creado su consejo de sabios, unos asesores que le tienen que ayudar a intentar ganar la complicada carrera de Barcelona. Pero, más allá de la capital, también existen otras batallas como la metropolitana, con apuestas como la de enviar a Gabriel Rufián a un feudo tan socialista como Santa Coloma.