Hace cuatro años, Alberto Núñez Feijóo se planteó seriamente aspirar a liderar el Partido Popular. Se había preparado para los dos escenarios, hasta el punto de haber diseñado cuál sería su equipo. Pero había demasiados concurrentes y decidió mirarse las primarias desde la barrera. Su tren ha llegado ahora, pocos meses después de que se haya inaugurado la línea de alta velocidad entre Madrid y Galicia. También él cogerá las riendas del partido por la vía rápida. Los barones territoriales, e incluso Pablo Casado, le señalaron para la nueva etapa que se abre. Están necesitados de un liderazgo fuerte y sobre todo claro. Y en el XX Congreso Extraordinario de Sevilla, este sábado a las doce del mediodía, será ungido como quería: a la búlgara, con un simulacro de votación, por aclamación. Ahora, sin embargo, habrá que deshacerse de los fantasmas que persiguen Génova desde hace cuatro años.
El primer aviso a navegantes tuvo lugar en el último gran acontecimiento del partido: la convención estatal que celebró el pasado octubre en València. Quería ser el gran momentum para "refundar" el PP de Pablo Casado y preparar la maquinaria de cara a las próximas elecciones generales. Pero la realidad acabó siendo otra: la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso le eclipsó, ovacionada por unas bases necesitadas de liderazgos. La misma Isabel Díaz Ayuso que acabaría descabezándole pocos meses después, con una supuesta historia de espías que nadie ya recuerda. Ahora Ayuso ha firmado una tregua con Génova, pero continúa allí, como dejó claro al lado de Feijóo en un acto de "campaña": "Somos un equipo de soldados que te acompañaremos, pero un equipo que tiene poco aguante para las tonterías y poca resistencia para las imposiciones".
El segundo aviso a navegantes llegó al día siguiente mismo que el presidente de la Xunta de Galicia registrara su candidatura en la sede de Génova. En Castilla y León el PP cerraba un acuerdo de gobierno con la extrema derecha de Vox: presidencia de las Cortes, vicepresidencia de la Junta, tres consejerías y subordinación programática. La voluntad de Feijóo es justamente demostrar que el PP no necesita la formación de Santiago Abascal y que tampoco sintoniza: "El PP nunca ha sido un partido antiautonomista, ni un partido euroescéptico, ni un partido populista". Pero ya se ha visto atrapado en el discurso de los ultras. Por ejemplo, negando que la violencia vicaria —la ejercida por los hombres contra los hijos para hacer daño a las mujeres— sea violencia machista. Feijóo tiene mucho trabajo por delante si quiere salir de sus tentáculos, empezando por todo tipo de pactos firmados a nivel autonómico y municipal. "Lo haremos bien", promete el lema del XX Congreso.
¿Quién le rodeará?
Cuando hace cuatro años el dirigente gallego se planteó si daba el paso adelante o no, ya tenía todo su hipotético equipo diseñado, como explica el periodista Fran Balado al libro El viaje de Feijóo (2021). Y el secretario general tenía que ser el valenciano Esteban González Pons. Esta vez, en cambio, su mano derecha será Cuca Gamarra, actual portavoz de los populares en el Congreso de los Diputados y coordinadora general del partido durante la transición. González Pons también está llamado a tener un papel importante. Y se ha conocido que Elías Bendodo, portavoz del gobierno andaluz y mano derecha del presidente Juanma Moreno, será el coordinador general, un cargo de nueva creación. Pero todavía falta para conocer el resto del equipo y si hay algún tipo de encaje para la madrileña Isabel Díaz Ayuso.
Presencias y ausencias
En este congreso, del PP español va a estar todo el mundo, empezando por los tres últimos presidentes del partido, José María Aznar, Mariano Rajoy y Pablo Casado, que intervendrán este viernes por la tarde por separado. También participarán todos los barones territoriales, como Isabel Díaz Ayuso o el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco, que se organizarán en dos mesas redondas. En cambio, no estará todo el PP europeo. Participan del cónclave la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, o el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Pero no estarán figuras de peso como el polaco Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo, que fue muy crítico con el acuerdo con la extrema derecha en Castilla y León, que calificó de "capitulación" y "triste noticia". Hay ausencias que hablan más que las presencias.