La decisión del Tribunal Constitucional de suspender cautelarmente la conselleria de Exteriors, tras un recurso presentado por el Gobierno central, ha vuelto a evidenciar la división de la oposición en dos bloques.
Si bien los soberanistas y los sectores de las izquierdas han defendido la "legalidad" de las funciones del departamento encabezado por Raül Romeva, PP y Ciutadans han compartido la decisión del alto tribunal.
La solución es Sánchez
Con un gobierno "de cambio" liderado por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, esto no pasaría. Este es el argumento que han desplegado tanto el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, como el portavoz de Catalunya Sí Que es Pot, Joan Coscubiela."Necesitamos urgentemente un nuevo gobierno por la barbaridad política que es que el PP intente impedirlo todo a través de recursos al TC", ha defendido Coscubiela. Por su parte Iceta, que ha afirmado que "las competencias están perfectamente amparadas" por la legalidad, también ha reivindicado que de esta manera "se dejaría de dar respuestas judiciales a los problemas políticos".
Aunque desde las filas de CSQP se ve la conselleria "prescindible", consideran que "el Govern tiene todo el derecho a organizarse como quiera". En este sentido ha tendido la mano al ejecutivo de Carles Puigdemont para dar "pleno apoyo" a "aquellas decisiones para defender el autogobierno".
Decisión "previsible"
Según los populares y los de Inés Arrimadas, la suspensión "se veía venir". El líder del PP en el Parlament, Xavier García Albiol, ha celebrado que haya sido "gracias a un recurso del PP" y ha reprochado al presidente Puigdemont que empeñe "hacer el ridículo", en referencia a la firmeza con la que Puigdemont confirmado que el Govern continuará haciendo política exterior.Por su parte, la jefa de la oposición, Inés Arrimadas, ha afirmado que "es legítimo y estatutario que las comunidades autónomas hagan acción exterior para atraer inversiones, por ejemplo, pero lo que no puede hacer es poner en marcha un departamento de Asuntos Exteriores "." La política exterior es evidente que sólo puede ser competencia de los estados ", ha argumentado.