Los conservadores del CGPJ se han abierto ahora a desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional, después de que el Gobierno haya redoblado la presión. Los vocales de este grupo ha asegurado que están dispuestos a cerrar pronto un acuerdo y han convocado una reunión interna para este miércoles, según ha adelantado El País este martes. Por su parte, los progresistas se reunirán el jueves para debatir el asunto. Si bien no se ha fijado todavía un encuentro formal de la comisión negociadora, vocales de ambos bandos han mantenido contactos informales en los últimos días y pretenden intensificarlos a partir del miércoles.
Hoy por hoy, uno de los puntos calientes de la crisis en el Poder Judicial es cerrar los recambios en el Constitucional. Estamos pendientes de cuatro nombramientos: los dos que corresponden al ejecutivo estatal y los dos que corresponden al órgano de gobierno de los jueces. El plazo que fijaba la ley en el CGPJ para hacerlo acabó el pasado 13 de septiembre, con la excusa de que los conservadores no encontraban candidatos. De hecho, frustraron los planes de Carlos Lesmes, que quería dimitir una vez se hubiera cerrado la renovación del tribunal de garantías. Pero la ruptura de las negociaciones entre el PSOE y el PP ha hecho despertar a estos vocales díscolos.
La renovación del TC, una prioridad
Uno de los vocales conservadores ha asegurado que el tiempo apremia y se ha mostrado convencido de que el asunto se podrá "reconducir" con velocidad. Es por eso que el grupo se verá el miércoles, con la intención de acordar su estrategia para la fase final de la negociación. De hecho, los conservadores han responsabilizado a Lesmes de interferir en las conversaciones y de lastrarlas. Ahora que ha renunciado, vía libre. Una sensación que, en cierta manera, también comparten entre los progresistas: saben que la única vía para renovar el Constitucional es la negociación con los conservadores, motivo por el cual se encontrarán el jueves y trabajarán para cerrar un acuerdo lo antes posible.
La renuncia del presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo precipitó la negociación entre los partidos para pactar la renovación del órgano, que avanzó positivamente y los recambios del Constitucional se aparcaron. Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo decidió romper las conversaciones por mor de la reforma del delito de sedición y la supuesta falta de garantías que ERC no entraría en el TC. Entonces, el Gobierno ha reactivado la renovación del tribunal de garantías porque es lo que realmente le importa: quiere formar una mayoría progresista. Entre otras cosas, porque todavía se tiene que resolver el recurso de inconstitucionalidad de la reforma del poder judicial — que recorta el poder del CGPJ y le impide hacer nombramientos si está en funciones.
La importancia de renovar el TC
Si el recurso prospera y se devuelven los poderes al órgano de gobierno de los jueces, se desbloquearía el nombramiento de la sesentena de vacantes judiciales que hace tiempo que se arrastran. Se trataría de una situación problemática porque significaría que un Poder Judicial en funciones y, por lo tanto, con todavía mayoría conservadora, podría realizar todos estos nombramientos y extender todavía más el conservadurismo por toda la justicia. Es por eso que el ejecutivo estatal tiene prisa para cerrar los recambios del Constitucional, para intentar garantizar que esta reforma siga en pie y poder trabajar con más tranquilidad en la renovación del CGPJ.
Respecto del órgano de gobierno de los jueces, La Moncloa estudia reformar las mayorías para renovarlo sin el PP. Si ahora hace falta una mayoría de tres quintas partes de las Cortes (210 diputados), la idea es reducirla hasta la mayoría absoluta de 176 diputados. Es una reforma legislativa que cuenta con todo el apoyo de Unidas Podemos, hasta el punto que Pablo Echenique preguntó públicamente sobre la cuestión. El plan A del PSOE es el plan B de los morados, ya que piensan que el actual sistema está pensado para el bipartidismo y evitar una renovación unilateral.