El consulado de EE.UU. en Barcelona ha cumplido los 225 años de antigüedad, porque se creó el año 1797, poco tiempo después de que las excolonias británicas de América accedieran a la independencia en 1783, según ha recordado en un vídeo en catalán. El primer cónsul destinado a la capital catalana fue William Willis, durante el mandato del segundo presidente de Estados Unidos, John Adams. Y Barcelona fue una de las primeras ciudades europeas donde los incipientes EE.UU. desplegaron su diplomacia, más allá de las capitales de Estado, junto a Nápoles y Belfast. Por eso el consulado norteamericano en la capital catalana está considerado uno de los más antiguos del mundo.

Según el consulado, el presidente Adams decidió abrir esta presencia consular en Barcelona "para favorecer el comercio entre su país, que justo acababa de nacer, y una Catalunya que empezaba a despuntar a escala industrial". El primer cónsul, William Willis, era un capitán de la Marina, de quien no se conocen muchas más cosas. A lo largo de los 225 años de historia, el consulado ha tenido varias ubicaciones. Durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX, la sede estaba en la Via Laietana, la gran calle con resonancias americanas que abrió Francesc Cambó. Más tarde, el año de los Juegos Olímpicos, el 1992, se trasladó al barrio de Sarrià en una mansión noucentista del arquitecto Enric Sagnier. Inicialmente se ubicó en la plaza Catalunya, esquina con la Rambla.

Durante los 225 años del consulado, que no interrumpió su actividad ni durante las dos Guerras Mundiales, ni durante la Guerra Civil Española, han pasado por él un total de 53 cónsules. Y la actual diplomática que ocupa el cargo, Katie Stana, es la quinta mujer que lo hace. "El mundo hace 225 años era muy diferente del mundo de hoy. Pero nuestro compromiso resto intacto", manifiesta en el vídeo.

Catalunya y Barcelona tienen un gran potencial económico que se une a una situación geoestratégica relevante en el suroeste de Europa, y eso ha hecho que tengan interés diplomático. La capital catalana es la que tiene más consulados del mundo después de Hong Kong y Nueva York, ciudades de reconocida importancia mundial. Algunas legaciones destinadas a Barcelona, como el consulado de Holanda, son muy antiguas y se remontan al siglo XVII, y en total existen un centenar.