No ha habido sorpresas. Tampoco se esperaban. El grueso de la militancia de Esquerra Republicana ha otorgado carta blanca a la dirección del partido para que fije el precio de la investidura de Pedro Sánchez en un diálogo entre gobiernos para resolver el conflicto entre Catalunya y el Estado español. En la consulta han participado el 70% de los 8.500 afiliados que estaban llamados a las urnas. El 94,6% han optado por responder que a la enrevesada pregunta "Estás de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación"?. La conclusión de la ejecutiva es clara: "la militancia está forzando al PSOE a negociar, si quieren algo deberán mover ficha", ha advertido la portavoz y secretaria general adjunta, Marta Vilalta, durante el anuncio de los resultados definitovos, que ahora se trasladarán al PSOE para que actúen en consecuencia. 

La decisión final sobre la votación el día de la investidura la acabará adoptando el consejo nacional del partido, ya que la consulta celebrada hoy no es vinculante. En cualquier caso, el resultado obtenido sirve a la cúpula republicana para presionar a Sánchez, advirtiéndole de que la pelota está ahora en su tejado" y que "si no se mueve, todo acuerdo es imposible". Cabe decir que la opción de votar no en la consulta era poco seductora, teniendo en cuenta que se interpretaba como un aval a Sánchez sin condiciones. De hecho, el corriente interno más beligerante con la posibilidad de investir al actual presidente en funciones, el Colectivo Primero de Octubre ha hecho campaña por el para "decir no a Sánchez".

Mientras el PSOE no se mueva, los de Junqueras seguirán en el no. A partir de aquí, la siguiente pantalla será que los equipos negociadores de ERC y el PSOE se reúnan los próximos días para discutir cómo debería ser esta "mesa de negociación". Será el momento de comprobar hasta donde están dispuestos a llegar los socialistas y si compran todas las cuatro patas sobre las cuales los republicanos quieren que se aguante la mesa de diálogo: que se sienten -sólo- representantes del gobierno catalán y español, que no haya líneas rojas, que se fije un calendario para que el diálogo no se eternice y que haya garantías de cumplimientos de los acuerdos que puedan surgir -sin más concreciones de cómo tendrían que ser. Vilalta afirma públicamente que se trata de "unas condiciones de mínimos muy lejos de nuestros objetivos". 

Dos fases

Desde de ERC dejan claro que habrá dos fases diferenciadas. La primera es la que se abre ahora, acaba en el momento de la investidura e implica a los dos partidos que han ganado las elecciones en Catalunya y a España, republicanos y socialistas. Los protagonistas de este primer tramo serán Gabriel Rufián, Marta Vilalta y Josep Maria Jové y Adriana Lastra, Carmen Calvo y Salvador Illa. Según confirman a este diario fuentes republicanas, el primer encuentro entre ambos equipos tendría que ser esta semana, pero lo más probable es que no se produzca hasta el jueves. Dos de los integrantes del grupo de negociadores de ERC -Vilalta y Jové- son diputados en el Parlament, y martes y miércoles hay pleno.

La misión de ambas partes será explorar la posibilidad de acuerdo. Es decir, si el PSOE está dispuesto a pagar el precio que ponen Junqueras y compañía a la investidura o si los republicanos aceptan retroceder en alguna de sus posiciones de partida, cosa que según afirman públicamente no están dispuestos a hacer. Del lado socialista, varios dirigentes han apuntado durante las últimas horas que las condiciones de ERC no tienen porque ser un obstáculo, teniendo en cuenta que formalmente no se exige la autodeterminación y la amnistía, sino que se pide poder hablar.

Si en esta primera parte los dos partidos llegaran a un acuerdo que arrastrara a los 13 diputados de ERC del no a la abstención -o al voto a favor- en la investidura, se entraría entonces en la segunda fase. La voluntad de los republicanos es que aquí el diálogo se trasladara ya entre gobiernos y no entre partidos, y que se abordaran las propuestas de uno y otro lado para solucionar al conflicto entre Catalunya y el Estado español.

El escollo Torra

Los republicanos reconocen en privado que son conscientes de que costará que el PSOE acepte a Torra como interlocutor. Preguntados sobre si el president tendría que sentarse en esta mesa, apuntan que sería lógico que estuviera, aunque no lo ponen como condición indispensable.

De hecho, Junts per Catalunya está ahora mismo al margen de los contactos ERC-PSOE, si bien los republicanos aseguran que tienen la intención de mantenerles informados de la evolución de las conversaciones. Esta mañana, la líder de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, ha explicitado que las condiciones de su partido pasan por que los socialistas acepten a Torra y Puigdemont como interlocutores válidos y se incorpore a las futuras negociaciones un mediador internacional.