La cúpula de Junts vive desde el mismo instante en que se constituyó en continua ebullición. El último motivo de debate y controversia es la convocatoria del congreso nacional del partido que, según los estatutos, se tendría que celebrar este mes de julio. La cuestión que plantea dudas es si ante la proximidad de las elecciones municipales, previstas para la primavera del próximo año, es conveniente celebrar el congreso en el plazo previsto o es mejor dejarlo para después de los comicios. Las diferencias de opinión en relación a este tema aterrizaron en la mesa de la ejecutiva ampliada que Junts celebró el lunes pasado en Vallromanes (Vallès Oriental). El secretario general, Jordi Sànchez, reclamó conocer la opinión de los miembros de la dirección. La conclusión, una vez se expusieron los argumentos de los unos y los otros, es que el partido sigue sin decidir la fecha de su congreso, que se anunciará de cara al consejo nacional previsto para finales de marzo.
Junts per Catalunya se creó como partido el 25 de julio de 2020, en plena pandemia, en un congreso telemático que reunió a los presos -con permiso penitenciario- y al exilio y donde se escogió la cúpula presidida por Carles Puigdemont con Sànchez como secretario general. Los estatutos que se aprobaron en aquella primera cumbre establecen que cada dos años, Junts tiene que celebrar un congreso nacional ordinario y anualmente un congreso consultivo. Siguiendo este calendario, en mayo del año pasado se celebró un congreso extraordinario y este mes de julio llegaría el turno del próximo congreso nacional.
Razones a favor y en contra
Las voces que defienden celebrar la cumbre este año señalan que los estatutos son claros y establecen en el artículo 20 que "el Congreso Nacional es el órgano que tiene la máxima representación del partido y, por lo tanto, es su máximo órgano de decisión, debate y participación" y que "se reunirá de forma ordinaria cada dos años". "No hay nada que discutir", argumentan.
Los que apuestan por dejar el congreso para después de las municipales señalan la necesidad de concentrar los trabajos de la formación en los comicios, advierten sobre la conveniencia de cerrar filas de cara a la convocatoria electoral, y argumentan que la organización de un congreso paraliza los partidos durante tres o cuatro meses como mínimo. Además, algunas voces discrepan que el mandato estatutario obligue a abrir ahora esta convocatoria.
Cerrar filas
De hecho, ante la complejidad que representa la convocatoria del congreso y los debates previos, también hay una tercera vía que advierte que, en caso de que se quiera celebrar este año el congreso, habrá que adelantar la celebración para alejarlo tanto como sea posible de los comicios municipales.
En el trasfondo de debate están las ya conocidas tensiones internas en Junts, las diferencias entre los secretario general y dirigentes que nunca han escondido su opinión crítica con la actual dirección, como Laura Borràs y Elsa Artadi. La cuestión se circunscribiría, pues, a si Junts tiene que ventilar las diferencias internas antes de las municipales o dejarlo para después de las elecciones. De hecho, entre los dirigentes territoriales la opinión mayoritaria, según miembros de Junts consultados, es que el partido no se puede permitir un enfrentamiento a las puertas de una campaña electoral, que en caso de que finalmente se convoque el congreso este año se tiene que apostar por una salida acordada o por un cumbre de perfil estratégico, y evitar un enfrentamiento abierto. "Si hay un congreso tiene que servir para dar una imagen de partido fuerte y de pistoletazo de salida para la precampaña", advierte un dirigente.