La infiltrada, galardonada con el premio Goya a mejor película, ha exaltado la lucha policial contra ETA. La historia real que retrata el filme es la infiltración de la policía Elena Tejada, que fue escogida por el comisario de la policía española que dirigía la operación, Fernando Sainz Merino, quien fue denunciado por torturas a tres militares independientes catalanes en 1980, según denuncia el diario Naiz. En la película no aparece el nombre del policía, pero fue identificado por El Mundo hace unos días, y ha sido señalado como un torturador por tres independentistas detenidos en 1980. Los denunciantes, Xavier Barberá, Antoni Massagué y Ferran Jabardo eran militares del Exèrcit Popular Català (EPOCA) y fueron detenidos en 1980 en relación con el atentado mortal contra el industrial José María Bultó. Denunciaron haber sido torturados en la comisaría de la Via Laietana para forzar sus autoinculpaciones, una declaración que después no ratificaron ante el juez en la Audiencia Nacional.

La denuncia de los tres militares abrió un proceso judicial en un juzgado de Barcelona que les permitió identificar en una rueda de reconocimiento a Sainz Merino, conocido con el sobrenombre de "El Inhumano". Finalmente no hubo juicio por torturas, pero elevaron el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. En 1987 fue la primera vez que el Estado español tuvo que comparecer en Estrasburgo acusado de haber vulnerado el Convenio de los derechos humanos. Europa dio la razón a los independentistas con respecto a la vulneración del derecho a un juicio justo. Una vez repetida la vista oral, quedaron absueltos en 1993 por la Audiencia Nacional —la misma que los había condenado 11 años antes— al considerar que sin la autoinculpación conseguida con torturas, no se podía probar su participación en el atentado.

Torturas en el País Vasco

La experiencia en Barcelona le sirvió para situarse en la lucha contra ETA, y Sainz Merino fue destinado al País Vasco, donde dirigió a la policía española en Guipúzcoa entre 1992 y 1999. Según consta en un informe del Instituto Vasco de Criminología, la tortura policial fue una realidad muy común en Euskal Herria, especialmente en Guipúzcoa. En concreto, durante ese periodo se documentaron 214 casos de torturas por parte de la policía española. Según detalla el Naiz, en los dos primeros tercios de su "mandato", Sainz Merino compartió tareas represivas con el primo coronel y luego general de la Guardia Civil, Enrique Rodríguez Galindo, que estaba todavía al frente de la Comandancia de Intxaurrondo. Precisamente, la época en Guipúzcoa corresponde con el periodo en que la agente Elena Tejada llevó a cabo su infiltración, según reveló la revista Ardi Beltza en 2000.

La ocultación del personaje

La identificación del comisario ha salido a la luz a partir del éxito de La infiltrada en los premios Goya. Durante la recogida del premio a mejor película, la productora, María Luisa Gutiérrez, agradeció a todos los policías que "arriesgaron su vida, sobre todo para defender los principios de la democracia". En el filme, el personaje de El Inhumano está interpretado por Luis Tosar, que lo retratan como a un policía que rechaza métodos ilegales y prioriza la seguridad de sus agentes. Sin embargo, el propio Tosar ha explicado en varias entrevistas que "despertaba a los agentes a horas intempestivas y era muy activo". Sainz Merino, actualmente jubilado, había concedido algunas entrevistas relacionadas con la película utilizando seudónimos y ocultando su cara, hasta que El Mundo ha revelado su identidad.