Después de tres meses de confinamiento y tres meses más de un verano a medio gas, ya ha llegado septiembre; y con él el inicio del curso escolar (y político), una nueva temporada de fútbol y la Diada Nacional de Catalunya; seguramente, la más extraña y atípica de la historia.
Y es que la pandemia del coronavirus ha cambiado la agenda que acostumbraba a marcar este día tan especial para el pasado y el presente político de Catalunya. Y lo ha hecho en el momento más delicado del procés independentista: con un Govern de la Generalitat absolutamente dividido, una base más desmovilizada que nunca y la incertidumbre sobre cuál será el alcance real que tendrá la crisis económica generada por la Covid-19.
Una manifestación limitada
El ejemplo más claro y visual de este cambio provocado por la pandemia es que este 11 de septiembre el número de personas que saldrán a manifestarse será el más bajo desde el 2011, la última Diada antes de que estallara 'oficialmente' el procés. De hecho, este miércoles la ANC ya avanzó la cifra de asistentes que podrían ocupar los emplazamientos pensados por la entidad: 48.000. Sin embargo, estas personas se repartirán en 107 puntos diferentes situados en 82 municipios de todo Catalunya, impidiendo que cada concentración supere al medio centenar de participantes.
Así pues, ya se puede prever que esta Diada no tendrá nada que ver con las últimas ocho, en que más de un millón de personas llenaron las principales calles de Barcelona o atravesaron el país con una cadena humana. Sin embargo, el coordinador de comunicación de la ANC, Adrià Alsina, no se ha mostrado preocupado por este hecho. "La gente se moviliza en función de la acción política y de la utilidad que cree que tiene sus acciones", ha explicado en declaraciones a este diario.
Así pues, y reconociendo la dificultad añadida que ha supuesto la crisis sanitaria para las movilizaciones y la acción en la calle, Alsina ha recordado que "la desmovilización de la gente ya existía antes del coronavirus, no es el coronavirus quien la provoca". "Nosotros facilitamos una vía para que todo el mundo que quiera manifestarse lo pueda hacer, y además con un discurso incremental, en el cual vamos a señalar los edificios del Estado en Catalunya, que es una cosa que no se había hecho nunca," ha añadido.
La protesta virtual
Sin embargo, desde la ANC se ha intentado aclarar que el objetivo de este año "no es una movilización multitudinaria, sino defender el derecho a manifestación". Es por este motivo que su presidenta, Elisenda Paluzie, ha hecho un llamamiento a salir a los balcones a las 17:14h, y la misma entidad ha elaborado un portal, Xarxa Independència, que tiene como objetivo llevar a cabo una protesta virtual.
"Proponemos crear vínculos virtuales con otras personas, bloques solidarios y asambleas de base mediante códigos QR. Se trata de un reto solidario, ya que con cada código se realiza una aportación económica para estos bloques solidarios: sanidad, cultura y lengua, medio ambiente y social", han asegurado.
En el peor momento del movimiento
Esta imposibilidad de organizar una manifestación masiva ha llegado en el que seguramente ya es el peor momento para el independentismo desde que empezó el procés. Si año tras año, la jornada del 11-S servía para acumular fuerzas y fijar unos objetivos coincidiendo con el inicio del curso político, este año la situación es bien diferente.
Tres años después del 1-O, el 155 y el encarcelamiento y exilio del Gobierno de Carles Puigdemont, el movimiento que tenía que liberar al país se encuentra más dividido, frustrado y perdido que nunca. Los primeros que lo muestran son los dos socios de Govern, JxCat y ERC, que han chocado en casi cada tema de cierta importancia de la legislatura.
Si los republicanos están inmersos en una mesa de diálogo que sólo se ha reunido una vez, los posconvergentes siguen apostando por una "confrontación inteligente" que no parecen implementar en ningún ámbito. Por su parte, la CUP sigue mostrándose crítica con los dos socios, pero sin concretar tampoco cómo se materializa su discurso político.
En la calle, la situación tampoco es muy estimulante. Y es que la represión ejercida durante las manifestaciones postsentencia y la misteriosa desaparición del Tsunami Democràtic, junto con la aparición de la Covid-19, claro está, han provocado que ya haga más de medio año desde la última gran acción de demostración de fuerza hecha en la calle.
Si bien es cierto que las encuestas siguen dando una mayoría parlamentaria a las formaciones soberanistas, el movimiento parece más atascado que nunca. Y si otros años la Diada servía para rehacer puentes y construir estrategias entre las diferentes sensibilidades dentro del soberanismo, todo parece indicar que este año será una de las jornadas más enrarecidas y desangeladas de los últimos años.
Los actos institucionales, también tocados
Hay que recordar que la masiva manifestación de la ANC no será el único elemento que se cancelará o se modificará a causa de la situación epidemiológica en Catalunya. Una de las tradiciones más simbólicas de la Diada, la ofrenda floral a Rafael Casanova, podría llegar a no celebrarse. Y si se hiciera, sería sin público y con un formato mucho más reducido, según aseguró este martes la portavoz del Govern, Meritxell Budó. Así pues, no se prevé que el monumento reciba las decenas de ofrendas que recibe cada año por parte de diferentes entidades políticas, sociales, culturales y deportivas.
Por otra parte, el resto de actos tendrán como objetivo rendir homenaje a los profesionales de los sectores esenciales que han trabajado durante la crisis sanitaria. Así pues, se entregará la Medalla de Honor del Palau de la Generalitat al colectivo sanitario en un acto el 10 septiembre. El acto será ante el Parlament y contará con una actuación de Judit Neederman y del conservatorio del Liceo, y una glosa en los premiados a cargo del periodista Jordi Basté. Eso sí, será sin público.
El colectivo sanitario también recibirá la Medalla de Honor del Parlament. Aparte, se celebrará la conmemoración de los 40 años del retorno del exilio de la cámara catalana, con un recuerdo para los actuales presos políticos y exiliados.
El acto, dirigido por Lluís Danés, será grabado en Barcelona y retransmitido por TV3 el 10 de septiembre a las 22 h. Habrá una actuación del Cor Jove de l'Orfeó interpretando "El cant de la senyera" en la plaza Sant Jaume y, dentro de las paredes del Palau de la Generalitat, se proyectarán mensajes de los presos políticos y exiliados para "simbolizar el retorno", según explicó la misma Budó.
Las alternativas
Poco después de que acabe la descentralizada manifestación de la Assemblea, los independentistas tienen tres alternativas si quieren manifestarse. La primera es una concentración autoconvocada a las redes, que emplaza a los manifestantes a "dejar un mensaje en la fachada" del Parlament. Bajo el lema #EnsVeiemAlParlament, esta es una protesta dirigida contra los partidos independentistas.
¿Estás que los políticos se nos meen en la cara? #EnsVeiemAlParlament pic.twitter.com/cl04eugsmO
— David ���� (@DavidAntilliris) September 3, 2020
Por otra parte, el CDR del Barcelonès ha convocado una concentración a las 19:30 h en el Arc de Triomf con dos mensajes: uno dirigido al "Régimen del 78", y el otro al Govern "para exigir que pare la represión contra el independentismo y retorne al camino de la desobediencia".
El próximo #11s2020 saldremos en la calle:
— CDR_Barcelonès #RevoltaPopular ���� (@CDR_Barcelones) September 1, 2020
��������Per recordar al Régimen del 78 que seguimos determinados a alcanzar la independencia.
��������Per exigir al @govern que pare la represión contra el independentismo y retorne en el camino de la desobediència.#Sentenciemlos#ElPoderdelPoble pic.twitter.com/1YEsakIALi
Es muy probable que esta concentración se solape con la concentración convocada por la izquierda independentista en el paseo Lluís Companys a las 19 h.