Euskadi y Galicia no votarán el próximo 5 de abril. Así lo han acordado el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, en sus respectivas reuniones con los dirigentes de los partidos vascos y gallegos. Las elecciones quedan aplazadas sine die y se celebrarán el primer domingo que sea posible, una vez se levante el estado de alarma por el coronavirus. Todos han convenido que la prioridad es garantizar la salud de la población y el derecho al sufragio universal. Y las dos cosas estaban en riesgo si se mantenían los comicios.
La campaña electoral tendría que haber empezado esta semana, la madrugada de jueves a viernes. Y obviamente no se dan las condiciones para hacerlo, como tampoco para llamar a los vascos en las urnas dentro de veinte días cuando el orden directo a la ciudadanía es quedarse en casa. El País Vasco es la tercera comunidad autónoma con más contagios de Covid-19, con más de 600 según los últimos datos. Galicia tiene 245 según el último recuento oficial.
La cuestión, ahora, será concretar como se procede a la suspensión, ya que existe un vacío legal sobre quien tiene las competencias para hacerlo, ya que no hay un mecanismo establecido. En cualquier caso, el acuerdo político entre todas las fuerzas tanto del parlamento vasco como del gallego es unànim. Los primeros a anunciar la suspensión han sido los vascos. La decisión se ha tomado en base a un informe de los servicios jurídicos de la lehendakaritza, según el cual estaría la posibilidad de revocar la convocatoria y es el lehendakari quien tiene la potestad de volver a convocarlas.
El aplazamiento de las elecciones es un hecho sin precedentes en el estado español, donde nunca se habían tenido que cancelar unas elecciones ya convocadas. Los dos las convocaron el pasado 10 de febrero.