A punto de coronar la séptima semana de estado de alarma por coronavirus, el Gobierno todavía se debate sobre la conveniencia de hacer obligatorio el uso de mascarillas. "Es un debate importante que no está cerrado", ha admitido durante su rueda de prensa diaria el máximo responsable del comité técnico de gestión de la pandemia en España. El doctor Fernando Simón reconoce que hacer uso de este sistema de protección "puede reducir mucho la transmisión de la enfermedad", pero apunta las dificultades que representaría obligar a toda la ciudadanía a utilizarlo.
"Hay que entender que no todo el mundo puede utilizar", ha señalado. Y ha puesto como ejemplo a varios colectivos, empezando por las personas con problemas respiratorios, o las que pueden sufrir crisis de ansiedad. Simón ha hecho referencia también a los deportistas o profesiones que "por la alta actividad física" que requieren no pueden utilizarla. Al mismo tiempo, ha puesto de manifiesto que "no es fácil" que los niños la puedan usar correctamente, porque los más pequeños pueden estar tentados de sacársela y eso acabaría comportando más riesgos.
Desde el ministerio de Sanidad, pues, ven complicado poder establecer la medida de prevención como una obligatoriedad y de momento se limitan a hacer una "fuerte recomendación" del uso de mascarilla, sobre todo cuando haya previsión de posibles contactos con otros individuos. En este sentido, la Moncloa establece que será obligatorio llevar al transporte público en caso de aglomeraciones, cosa que en la actual fase del confinamiento no se ha dado todavía. "Es muy deseable que la gente la lleve, pero hacerla obligatoria no es sencillo".
Simón ha puesto el acento en otra ventaja que tiene el uso generalizado de mascarillas. "Adquirir el hábito de utilizarla" ayuda a "entender que no estamos en una situación normal".
Sobre los guantes, ha sido más escéptico, ha recordado que "hay que ir con cuidado" y se ha mostrado mucho más partidario del lavado continuo de las manos. "Los guantes sirven cuando tenemos una mínima certeza que no nos tocaremos la cara, pero en la vida diaria es complicado que alguien no toque una superficie potencialmente infectada y después se toque la cara. En este caso, el guante no aporta gran cosa", ha concluido.