La Comunidad de Madrid anunció hace unos días que se van a repartir gratuitamente 7 millones de mascarillas FFP2 en farmacias a partir de este lunes 11 de mayo. Cada ciudadano podrá adquirir una de estas mascarillas presentando su tarjeta sanitaria o, si no fuera posible, mostrando su DNI o NIE, en un plazo de 15 días. La presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha informado también de que esta entrega de material irá seguida de una serie de órdenes como que el uso de mascarillas será obligatorio en espacios públicos o cerrados.

Según ha informado eldiario.es, sin embargo, jefes en medicina preventiva de los hospitales madrileños sostienen en una carta enviada al Ejecutivo que las FFP2 no están recomendadas para toda la población y pueden ser contraproducentes. Entre los motivos por lo que no aconsejan estas mascarillas a los ciudadanos destacan que para que su uso sea efectivo es necesario "un adiestramiento en su colocación, pues si no se utilizan adecuadamente no son eficaces para proteger de los aerosoles, que es un mecanismo de transmisión excepcional a nivel comunitario". Argumentan, además, que su "uso continuado dificulta la respiración, es incómodo, y en determinadas personas, no tolerable".

La Asociación Madrileña de Salud Pública se ha sumado a las críticas y ha expresado que: "Lamentablemente, durante esta pandemia los profesionales sanitarios de Madrid han carecido en algunas ocasiones de ese tipo de mascarillas cuando las necesitaban. No tiene sentido que se repartan a la población general, sin que haya necesidad, y menos aún mientras falten en hospitales, centros de salud o en centros sociosanitarios, donde sí son necesarias. Siempre que los profesionales sanitarios dispongan en número suficiente de todas las mascarillas que necesiten, tiene sentido que las autoridades repartan a la población general mascarillas quirúrgicas, pero no FFP2". En cualquier caso, existe un giro de tuerca adicional en esta historia: aún no está claro que estas mascarillas que repartirá la Comunidad de Madrid sean, efectivamente, FFP2.

Las imágenes de las mascarillas de la Comunidad de Madrid, que se han difundido por diferentes medios, muestran que el etiquetado presenta varios y serios errores que hacen dudar de que estos elementos de protección cuenten con los certificados correspondientes que aseguren su función como FFP2. Para empezar, la norma europea de dispositivos de protección respiratoria que se muestra en el envase es incorrecta. Aparece "EN149: 2011", cuando debería ser "EN149: 2001". El marcado CE, que refleja la homologación dentro de la Unión Europea, también es erróneo, pues faltan los cuatro dígitos del organismo notificado. Tampoco es correcto que se presente un doble estándar, el estándar chino GB 2626-2006 y la certificación europea UNE-EN149. Por otra parte, existen omisiones importantes de información como el tipo de protección o detalles del fabricante.

Todos estos errores, en su conjunto, hacen sospechar que estas mascarillas podrían ser falsas. Gemma del Caño, farmacéutica y especialista en I+D e industria, explica que deberían realizar tests en estas mascarillas para validarlas y asegurarse de que equivalen a FFP2: "Los requisitos que ponemos para las FFP2 son bastante intensos". En el caso de que no los cumplan "no es que no filtren, lo que pasa es que no filtrarán según nuestros requisitos". "La empresa que los está fabricando hacía hasta hace poco cojines, telas, manteles y hace solo unas pocas semanas que lo están haciendo.

Otra de las críticas que ha recibido el próximo reparto de mascarillas por parte de la Comunidad de Madrid es el riesgo de aportar una sola mascarilla FFP2 a cada ciudadano, lo que podría fomentar la reutilización de estas mascarillas, que no están diseñadas para ello. Los fabricantes suelen recomendar un tiempo máximo de uso de ocho horas para estas mascarillas, pues la humedad liberada a través de la respiración va interfiriendo poco a poco con el filtro de la mascarilla, lo que puede dificultar la respiración y afectar a su eficacia a partir de cierto tiempo de uso.