Ni un solo rincón es ajeno a la pandemia. De hecho, hay espacios donde los efectos del coronavirus y las consecuencias del estado de alarma son especialmente cruentos, como es el caso de las prisiones. Los presos del procés no pueden recibir visitas, no pueden pasar la cuarentena en casa, pero desde hoy, algunos de ellos han empezado a volver a salir para trabajar. Es el caso de Jordi Cuixart, Josep Rull y Jordi Turull, que han cruzado la reja en torno a las siete de la mañana. Americana, gabardina... y mascarilla y guantes para no infectarse ni infectar.
Esta mañana se ha reactivado el ya famoso artículo 100.2 del reglamento penitenciario para algunos de los presos independentistas a quienes, en cambio, se ha prohibido poder pasar el confinamiento en casa, como sí se ha autorizado a la mayoría de reclusos en su situación. La amenaza del Tribunal Supremo a los funcionarios de las juntas de tratamiento de Lledoners, Mas d'Enric y Puig de les Basses para disuadirlos de enviar a casa a los presos políticos fue determinante para denegarles la medida.
La fábrica de la que es propietario el presidente de Òmnium Cultural forma parte de la cadena de servicios esenciales. Al amanecer, Cuixart ha salido de Lledoners para dirigirse hasta la sede de la empresa, en Santa Perpètua de Mogoda.
Lo mismo han hecho Jordi Turull y Josep Rull. Ellos, en dirección a Terrassa, para cumplir con sus funciones en un bufete de abogados y en la Mútua de Terrassa, respectivamente. Ambos disponen de un contrato de trabajo, que es la condición indispensable para poder reanudar el 100.2 que tanto había costado que se concediera a todos los líderes del 1-O encarcelados. Forn también podrá reincorporarse presencialmente al trabajo, aunque de momento hoy no lo hará.
El resto de miembros del gobierno Puigdemont condenados y privados de libertad no pueden reanudar las salidas. La universidad donde trabaja Oriol Junqueras, la UVic, está cerrada. Jordi Sànchez hace voluntariado en una fundación y como no tiene un contrato formal tampoco puede asistir al puesto de trabajo. Dolors Bassa y Carme Forcadell habían sido autorizadas a cuidar durante unas horas de familiares dependientes, sus madres, una tarea que tampoco tienen ahora permitida. Sí que podría volver a la actividad fuera de la prisión Raül Romeva, pero ha renunciado hasta que la situación de alerta sanitaria cambie sustancialmente.
Cuando esta noche vuelvan a la prisión, Cuixart, Rull y Turull verán trastocada su rutina. Los tres, como pasará con Forn cuando empiece a salir nuevamente, tendrán que estar en régimen especial de aislamiento y no podrán tener contacto con el resto de internos que no tienen actividad fuera del centro.