La crisis del coronavirus no solo afecta a la salud de los ciudadanos sino también a la de los países democráticos. Sin ir más lejos, en el Estado español la declaración del estado de alarma ha supuesto una clara recentralización del poder, sumada a la limitación de derechos e incluso la elevación a un papel protagonista de las fuerzas armadas, pese a que el peso de la lucha contra la Covid-19 la sostiene el sistema sanitario.
El desaire continuado a las propuestas procedentes de Catalunya y, de hecho, a la misma estructura autonómica constitucional, son otras muestras de la regresión democrática que vive su último episodio con el uso del sistema territorial de las provincias como elemento clave de una desescalada que permitirá, de esta manera, retener los resortes del poder al gobierno español, de forma muy alejada a la actual distribución del territorio catalán.
Con todo, esta regresión democrática parece no ser exclusiva de España, sino que se está extendiendo a lo largo del mundo, tal y como constata el Índice de Transfomación BTI, un baremo de la fundación alemana Bertelsman Stiftung que constata como a lo largo del mundo, y en especial en Europa Central y del Este y América Latina, algunos gobernantes han aprovechado la crisis de la Covid-19 para acaparar más poder.
Según avanza El Periódico, el citado índice, que no evalúa a los países de Europa Occidental, constata como la Covid-19 ha sido la excusa perfecta para laminar derechos democráticos. De hecho, el BTI evalúa 137 países del mundo -74 democracias y 63 autocracias- y concluye que no solo hay regresión de derechos en los países no democráticos, sino también en los que sí lo son.
Hungría, Moldavia, Brasil, India, filipinas, Zambia o México figuran así entre los gobiernos democráticos que han laminado derechos básicos como la particpación política, algo a lo que no son ajenos autocracias como Turquía, Nicaragua, Mozambique, Guatemala o Banglasesh, hasta el punto de concluir que en la actualidad hay más de 3.000 millones de personas -algo menos de la mitad de la población mundial- que están ahora peor gobernados que hace diez años.
El coronavirus como detonante
Según el informe, la crisis sanitaria actual puede contribuir a erosionar la situación, y como muestra se encuentra la situación creada en Hungría, donde el presidente Viktor Orban la ha aprovechado para acallar a la oposición y ampliar poderes.