Dejando Catalunya aparte, si hay un tema sobre el que Pedro Sánchez ha dado vueltas y más vueltas, prometiendo una cosa y la contraria, es justamente este: la derogación de la reforma laboral del 2012, bajo el gobierno de Mariano Rajoy. Durante las últimas 24 horas se han hecho evidentes estos golpes de volante, a través del acuerdo firmado por el PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu. Los giros durante los últimos meses y años han sido dialécticos, pero también sobre el papel, sobre los acuerdos firmados con otras formaciones. Ha vuelto a poner encima de la mesa las diferencias entre los dos socios de coalición.
En el programa electoral con el que se presentó el pasado 28 de abril del año pasado, y después de aquellas elecciones, Sánchez se comprometía tan sólo a eliminar "los aspectos más lesivos" de esta reforma laboral. Aquella legislatura fracasó y Sánchez, en la campaña posterior, volvió a virar. En un mitin en València en octubre del 2019, se comprometía a su derogación y a la aprobación de un nuevo Estatuto de los trabajadores.
Después de unas intensas negociaciones para la investidura, eso se plasmó en el programa de gobierno de la "coalición progresista" entre el PSOE y Unidas Podemos. Por el camino, sin embargo, desapareció la "derogación íntegra". Se comprometían, en términos generales, a "derogar la reforma laboral y recuperar los derechos laborales arrebatados". En el terreno "concreto y urgente", sin embargo, sólo la derogación de tres aspectos: derogar la posibilidad de despedir por absentismo por bajas médicas, derogar las limitaciones en el ámbito temporal del convenio colectivo y derogar la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales.
Cuatro meses más tarde, ha llegado el acuerdo con EH Bildu. Este era claro. Sobre el papel, firmado por los tres portavoces, el primer punto decía claramente que "las fuerzas políticas que suscriben este acuerdo se comprometen a derogar de manera íntegra la reforma laboral del año 2012 impulsada por el Partido Popular". También que la derogación sería efectiva "antes de la finalización de las medidas extraordinarias adoptadas" en el marco de la crisis del coronavirus. El pacto a tres bandas, a cambio de la abstención abertzale, se dio a conocer a las nueve de la noche de este miércoles, después del pleno del Congreso. Estaba firmado por las tres partes. Suponía un importante giro de guion.
Este acuerdo, sin embargo, ha durado un par de horas, ya es papel mojado. Casi a medianoche, el PSOE hacía llegar una rectificación a los periodistas a través de WhatsApp. Se suprimía el primer punto, que se sustituía: "Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrancados de cuajo por la reforma laboral de 2012". Un copy-paste del acuerdo del gobierno de coalición, sin ningún cambio. De hecho, La Moncloa se comprometía todavía a derogar la posibilidad de despedir por absentismo por bajas médicas, un artículo que ya ha derogado.
Estas sacudidas y golpes de volante han vuelto a evidenciar las contradicciones dentro del mismo gobierno de coalición. Este mismo jueves, el vicepresidente Pablo Iglesias ha dicho en Catalunya Ràdio que el acuerdo firmado con Bildu para la derogación "íntegra" de la reforma laboral se tiene que cumplir. "Firmado está", ha dicho el líder de Podemos. Pocos minutos después, desde Onda Cero, el ministro socialista José Luis Ábalos le ha parado los pies: "La posición del PSOE se remite a la aclaración". Ha señalado que el acuerdo con los abertzales sólo afecta a la urgencia con la que se hará.
¿Qué ha hecho en más de 100 días?
El programa de gobierno de la "coalición progresista" del PSOE y Unidas Podemos se comprometía a derogar tres aspectos con carácter "urgente". Ya han pasado 129 días desde que el gobierno de coalición ha empezado a caminar. Hasta hoy, sólo se ha derogado un solo artículo de la reforma laboral del PP: el que permitía despedir por acumulación de bajas médicas. La ministra Yolanda Díaz lo vendió a bombo y platillo. Paradójicamente, a pesar de haberse derogado ya, el acuerdo rectificado con Bildu sigue comprometiéndose a su derogación. Los problemas del copy-paste.
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