El Ministerio de Defensa ha dedicado más de 38,5 millones de euros a la operación Balmis de lucha contra el coronavirus, un montante que espera recuperar con fondos procedentes de la Unión Europea pero que, en caso contrario, deberá asumir con cargo al ya "ajustadísimo" presupuesto anual del departamento, según ha explicado a Europa Press el secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares.
La operación Balmis fue puesta en marcha el 15 de marzo, y desde entonces ha volcado los recursos personales y logísticos de las Fuerzas Armadas en numerosas actividades y servicios contra el coronavirus. Todo esto ha tenido un coste total de 38.576.718 euros. De todo este dinero, algo más de 28 millones en "apoyos externos" y los 10,5 millones restantes en medidas de prevención y autoprotección para las unidades militares.
Esos apoyos externos son todas las actividades llevadas a cabo por el ejército como las desinfecciones en servicios esenciales, puertos, aeropuertos, residencias de mayores y hospitales; el traslado de enfermos entre hospitales o el de fallecidos; la instalación y mantenimiento de hospitales de campaña; o los vuelos del Ejército del Aire para traer material sanitario a España, entre otras muchas tareas.
Recuperar la inversión
Olivares ha asegurado que el ministerio se volcó en la lucha contra la pandemia sin "escatimar" en gastos. Y para ello puso todos sus recursos disponibles al servicio de la sociedad y también en medidas de protección para sus efectivos.
Sin embargo, confía en recuperar toda esta inversión con fondos procedentes de la Unión Europea y sus recursos de solidaridad y emergencias para los países comunitarios, según ha reconocido.
En caso de que Defensa no reciba de Bruselas los 38 millones invertidos contra el coronavirus, tendrá que asumir este gasto extraordinario con cargo a sus créditos ordinarios. "Tenemos claras las prioridades. Habría que sacarlos de otros recursos pero no estamos en situación de alarma", ha garantizado el secretario de Estado.
El Ministerio de Defensa tradicionalmente financia parte de sus gastos, normalmente las misiones en el exterior, con cargo a los fondos de contingencia, que los suma a la asignación que recibe de los presupuestos generales del Estado.