"Tres años son un buen ciclo". Fernando Sánchez Costa ha decidido hacer caso a este mantra autoimpuesto y dejará de ser presidente de Sociedad Civil Catalana muy pronto. En concreto, el día 3 de abril. La Junta Directiva de la organización españolista anunció ayer que convocaba para esta fecha la próxima Asamblea de la entidad y, como ya anunció hace unos meses, Costa no se presentará a la reelección. Así, después de tres años de liderazgo marcados por sus cargas contra el independentismo en la etapa posterior al referéndum del 1 de octubre, habrá relevo en la presidencia de la organización. Y, para encontrarla, Sociedad Civil Catalana no ha buscado muy lejos de casa.
Elda Mata es quien se postula como candidata oficialista para sustituir a Sánchez Costa. La Junta Directiva actual ha acordado avalar la apuesta de la vicepresidenta de la entidad, que ahora buscará liderar el futuro de SCC. Eso, si los socios lo avalan. El actual líder la ha descrito como una mujer "forjada en la defensa de los valores constitucionales en Girona desde la plena autonomía política". "Nos ha mostrado una gran capacidad de gestión y una defensa apasionada y rigurosa de los derechos y las libertades cívicas", ha dicho Costa en un comunicado público que ha compartido enTwitter.
¿Quién es Elda Mata?
La posible sustituta ha tenido su propia trayectoria empresarial y social, pero durante su periodo en SCC ya ha dejado claro su visión, que no se separa mucho de la línea tradicional de la organización españolista. De hecho, es un reflejo honesto. En varias entrevistas ya ha criticado la inmersión lingüística, antes, incluso, que esta fuera cuestionada por la sentencia del 25% del TSJC; también ha defendido que no existía un clamor popular favorable a la independencia antes del 1-O; y ha denunciado que hay zonas de Catalunya donde los ciudadanos sufren una muerte civil.
Despido de Sánchez Costa
El todavía presidente de Sociedad Civil Catalana ha aprovechado su comunicado para hacer un despido público antes de abandonar su posición, y ha celebrado la etapa que ha vivido al frente de la entidad. "A pesar del clima de polarización, hemos mantenido la unidad interna. Somos la prueba empírica que la concordia constitucional es y tendría que ser posible", ha afirmado. Y ha defendido la importancia de moverse siguiendo un doble patriotismo: "un amor sincero por Catalunya y un compromiso profundo con este proyecto histórico común, con esta gran nación, que es España". "Un doble patriotismo que también se expresa en la defensa del estado de derecho, porque el procés nos ha grabado a fuego la experiencia de que, donde no se cumple la ley, reina la discordia y se impone la decadencia," ha declarado.
Y no ha podido evitar hacer una reivindicación abierta del constitucionalismo. "Sociedad Civil Catalana ha mantenido una amplísima transversalidad porque nos hemos ceñido a ese suelo común tan amplio que son los valores constitucionales", ha dicho, antes de loar la carta magna española: "España no nace y no se agota en la Constitución, pero nunca se había expresado con un equilibrio tan magistral como en la Constitución de 1978 lo que es y puede ser España, como un magnífico acuerdo entre tradición y futuro, unidad y diversidad, nación y nacionalidades, libertades e igualdad, derechos y responsabilidades". "Por eso, más que el problema, la Constitución es la vía segura y equilibrada para todas nuestras crisis", ha concluido.