La repetición electoral ha dejado de ser un fantasma para convertirse en una realidad que no sólo amenaza la estabilidad en España, a la vez agujerea un poco más los bolsillos de los españoles. Poner en marcha la maquinaria para volver a poner las urnas implica un gasto importante para el erario público. Desde diciembre de 2015, el Gobierno ha gastado 539 millones de euros sólo en elecciones generales ―las de 2015, 2016 y 2019―. Pulsar el botón del 10-N sumará a la factura unos 160 millones.
Han pasado más de tres meses del 28-A, unos comicions que a pesar de aber resultado inútiles por la incapacidad de unos y otros de alcanzar acuerdos, tienen el mérito de haber sido unos de los más caros de la última década. Costaron 180 millones. Esta cifra hay que desglosarla en dos partes: 138,9 millones que vale la organización y 41,4 que van a subvencionar el coste de las campañas de los partidos políticos. El cálculo sirve como referencia para tener una idea de cuánto costará el 10-N: los 138 millones de salida, para gastos técnicos, se repetirán. Eso sí, esta vez, los partidos deberán estrecharse el cinturón porque recibirán un 30% menos de la subvención prevista. quedarán costarían unos nuevos comicios, que se celebrarían el 10 de noviembre.
La factura organizativa
La logística para tener a punto los colegios electorales con todo el material y personal necesarios, el despliegue policial extraordinario, los envíos de la documentación del censo a través de Correos, el escrutinio y la difusión posterior. Son acciones que se repiten en cada cita con las urnas, por eso el gasto acostumbra a ser similar cada vez que hay elecciones en el Congreso y en el Senado. En los últimos diez años ha oscilado en torno a los 130 millones. En abril subió hasta los 138.961.516,72 €.
Como la decisión de Pedro Sánchez de avanzar elecciones a abril no entraba dentro de los planes -igual que ahora- el procedimiento será el mismo. Entonces, el Consejo de Ministros aprobó una ampliación de crédito que sacó del fondo de contingencia, una partida que siempre incluyen los presupuestos para imprevistos.
Las subvenciones a los partidos
El Estado premia la representación de los partidos. Así, en función de los resultados recogidos, se calcula la subvención correspondiente para cada uno de ellos, un dinero que reciben una vez pasadas las elecciones. En esta ocasión, como también en las anteriores elecciones de 2016, por cada escaño, sea en el Congreso o en el Senado, se pagan 21.167,64€. Entre los 350 asientos de la cámara baja y los 208 de la alta, los partidos acabarán recibiendo 11,8 millones. A eso hay que añadir los 0,81€ por cada voto al Congreso que obtienen los partidos y los 0,32€ por cada uno de los votos en el Senado. Eso suma 21,3 millones por un lado y 8,3 por el otro. Traducido y sumado todo, las arcas del Estado habrán inyectado por las elecciones de abril pasado 41,4 millones para subvencionar a los partidos políticos y que éstos puedan financiarse las campañas.
La factura de las últimas tres elecciones españolas
Las últimas elecciones celebradas en el periodo que tocaba, es decir cada cuatro años, fueron las de diciembre de 2015. Aquellos comicios costaron 185 millones de euros (130,2 de gasto de organización y 54,7 en subvenciones). Fue como tirar el dinero a la basura, porque nadie fue capaz de formar gobierno. Mariano Rajoy, que había ganado las elecciones, ni siquiera lo probó y Pedro Sánchez fracasó en el intento de ser investido con un acuerdo insuficiente con Ciudadanos. Medio año después se repitieron las elecciones, con un coste de 174 millones más (130,6 + 43,4). El PP mejoró los resultados y Rajoy acabó siendo reelegido presidente con la connivencia del PSOE.
Escarmentados, PP, PSOE y Cs intentaron maquillar la mala imagen que ofrecieron a la opinión pública con una reforma de la ley electoral (LOREG), según la cual si volviera a haber una repetición de elecciones, la campaña se reducirá a la mitad, sólo 8 días, y la subvención a los partidos se recortará un 30%, quedando por lo tanto en torno a los 30 millones.
Haciendo el recuento del gasto de las elecciones generales de 2015, 2016 y 2019 la factura sube a 539 millones. Dividido entre los 46,9 millones de españoles sale a 11,4€ por ciudadano. Si a todo ello añadimos el precio del 10-N (138,9 millones de organización + unos 30 en subvenciones a partidos), la cantidad total gastada en cuatro años ascenderá a los 707 millones de euros. Eso sale a unos 15€ por español.