El politólogo Ramón Cotarelo ha desmontado la estrategia del Tribunal Supremo para el juicio al proceso. La fiscal general del Estado, María José Segarra, anunció el lunes que no dejarían asistir observadores internacionales porque el juicio se ofrecerá por televisión. Sin embargo, en un artículo en su blog personal, Cotarelo ha puesto en evidencia esta medida.
Según el politólogo, "el Tribunal Supremo no ha podido hacer un juicio a puerta cerrada, que es lo que le pedía el cuerpo" y ha optado por una estrategia que evidencia que el juicio "es una farsa". Dicen que no tienen nada que ocultar, pero restringen la vigilancia internacional imparcial. Quien de verdad no tiene nada que ocultar no impide la presencia de observadores. Eso equivale a un juicio a puerta cerrada", ha asegurado.
La fiscal general alegó esta decisión explicando que el juicio se retransmitiría en directo. "Dudo de que se pueda ofrecer más transparencia. Cualquiera puede intentar elevar el tono de esta supervisión internacional, pero aquí lo tenemos: televisado y en directo. La justicia española es plenamente respetuosa con las garantías de todos", argumentó Segarra. Pero este razonamiento tampoco convence a Cotarelo, quien ha explicado qué se esconde detrás de este discurso.
"Argumentan que sale por televisión, pero eso suscita dos cuestiones: ¿Qué televisiones? ¿Quién lo decide? Sean una o diversas, las televisiones explican historias. Todas. Ver un juicio por televisión no es lo mismo que hacerlo en directo. Ni mucho menos. Lo que el espectador ve no es un juicio, sino un relato del juicio", ha asegurado el politólogo.
Finalmente, Cotarelo ha denunciado con contundencia la justicia española y el Estado y ha defendido que se trata de un juicio que juzga a nueve personas "por ser independentistas". "Es un juicio al independentismo disfrazado de juicio penal por hechos objetivos supuestamente delictivos. Y es más que eso: es un juicio en la Catalunya independiente que ya es una realidad. ¿La prueba? El contenido de la sentencia es irrelevante desde el momento en que el independentismo niega al Estado la legitimidad para juzgarlo. Tanto si los presos son absueltos como si no, el proceso seguirá su curso, con nuevos profetas desarmados".