Los malos resultados electorales del pasado 23-J y la salida de Iván Espinosa de los Monteros está poniendo de manifiesto la crisis interna de Vox. El año en que celebran su décimo aniversario, el partido de extrema derecha se encuentra en un momento complicado, ya que, por primera vez, dirigentes de Vox empiezan a cuestionar a Santiago Abascal y la estrategia del partido. A pesar de haber conseguido entrar en varios gobiernos municipales en coalición con el PP, los resultados de las elecciones generales no fueron positivos para Vox, donde perdió a 19 diputados, pasando de 52 a 33 escaños. El peso que están asumiendo los dirigentes más ultras, como el vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé, y el diputado Ignacio de Hoces, no acaba de gustar fuera de Madrid. Tanto es así, que, según revela El Español, varios cargos provinciales están reclamando un congreso de refundación de Vox "ante la gravedad de la situación y la deriva de Abascal". Una de las principales preocupaciones de este grueso de dirigentes sería la supervivencia de la formación, ya que, consideran que Vox seguiría perdiendo votos en caso de que se repitieran las elecciones.
Cuestionamiento del liderazgo de Abascal
El malestar entre las filas de Vox no es nuevo, pero se ha agravado durante las últimas semanas. La retirada de Espinosa de los Monteros no ha gustado a un gran sector de la formación de Abascal, ya que lo consideraban como el segundo activo más importante después del presidente y contaba con el apoyo de la amplia mayoría de Vox, en cambio, Buxadé es más cuestionado. Además, el liderazgo de Abascal empieza a estar cuestionado. Según apunta el citado diario, ya se empieza a expandir entre los dirigentes del partido el mensaje de que "está intoxicado" por los criterios de los nombrados "cuatro jinetes del Apocalipsis", que en concreto son, Ignacio de Hoces, negociador territorial y responsable de confeccionar las listas electorales; Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política y jefe de campaña; Kiko Méndez-Monasterio, consejero áulico de Santiago Abascal; y Gabriel Ariza, fundador de Espada Comunicación e hijo del dueño de Intereconomía.
La tensión en Vox empezó hace casi un año cuando Macarena Olona abandonó el partido. Sin embargo, en aquel momento, el partido se mostró fuerte dando apoyo a Abascal en los continuados enfrentamientos con Olona. Las dos personas más críticas fueron Ortega Smith y Jorge Buxadé, e incluso, aparecieron filtraciones en los medios de mensajes atacando a Olona. Eso llevó a Vox a apartar Ortega Smith del cargo de secretario general sustituyéndolo por Ignacio Garriga.
El futuro de Rocío Monasterio
La crisis destapada en Vox también han despertado las dudas sobre el futuro de Rocío Monasterio, que sufrió un porrazo en las elecciones municipales del 28-M, donde se presentaba como candidata del partido en Madrid, donde no tiene nada que hacer contra Isabel Díaz Ayuso, que cuenta con la mayoría absoluta. Monasterio cogió su acta de diputada el pasado mes de junio, pero también es una de las miembros de Vox que ha perdido mucho protagonismo en los últimos tiempos. Junto con Abascal, Olona, Ortega Smith y Espinosa de los Monteros, era una de las piezas imprescindibles de Vox hasta la entrada de Buxadé. Según explica El Confidencial, Monasterio, consciente de la previsible victoria de Ayuso por mayoría absoluta, intentó salir de la Cámara de Madrid, e intentar ser la candidata al Ayuntamiento de Madrid, una candidatura que, finalmente, lideró Javier Ortega Smith.
Ante esta negativa, intentó formar parte del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, donde su marido era portavoz, pero esta petición también fue rehusada por el partido. Además, después el porrazo del 28-M, no la incluyeron a las listas del 23-J. Dirigentes del partido ven en Monasterio como uno apuesta a largo plazo a la Comunidad de Madrid, bajo el supuesto de que Ayuso dé el salto a la política nacional, aunque, la decisión no es unánime entre las dos corrientes que conviven actualmente en Vox. La liberal, que hasta ahora lideraba Iván Espinosa de los Monteros, y la línea dura y nacionalista, liderada por Jorge Buxadé. Así pues, el papel de Monasterio ha quedado relegado a un segundo plano. Según el citado diario, incluso ha pasado a tener un peso "nulo", y cada vez se tiene menos en cuenta su opinión. Así pues, Rocío Monasterio podría convertirse en una víctima colateral de los enfrentamientos internos en Vox.