La actualidad política de las Illes Balears ha sido noticia esta última semana por el caos en Vox, partido de ultraderecha que condiciona el gobierno autonómico del PP, liderado por Marga Prohens y que en los últimos meses ha ocupado la presidencia del Parlament de les Illes Balears. Hace casi tres décadas, entre 1995 y 1996, el presidente del archipiélago era el entonces popular Cristòfol Soler (Inca, 1956), que ocupó el cargo durante once meses entre las presidencias de Gabriel Cañellas, que fue forzado a dimitir por José María Aznar por el caso del túnel de Sóller, y Jaume Matas.
El catalanismo de Soler, que también fue conseller de Economia i Hisenda durante el primer gobierno autonómico como miembro del Partido Demócrata Popular y presidente de la cámara balear a principios de los noventa ya con el PP, lo convirtió en el presidente más breve de la historia de la autonomía. Este sentimiento catalanista con los años fue creciendo y el mandato de José Ramón Bauzá, conocido por su cruzada contra la lengua, le hizo no solo romper el carné del partido sino también convertirse en el segundo presidente de la Assemblea Sobiranista de Mallorca, la ANC isleña, una entidad con la cual continúa ligado. Soler explica en esta entrevista su metamorfosis de presidente por el PP en la década de los noventa a líder del soberanismo en Mallorca durante la fase más álgida del procés y cómo ve la actualidad política en el archipiélago que presidió.
¿Cómo era el PP en su época de militante?
Era un partido liderado por el presidente Gabriel Cañellas y era casi de talante regionalista. Entonces el PP no había gobernado ninguna vez en el Estado y en las Balears era una unión de gente conservadora, liberal y democratacristiana, entre los cuales me ubicaba yo. Entre 1982 y hasta que se constituyó el Partido Popular yo había militado en el Partido Demócrata Popular de Óscar Alzaga que era una escisión de UCD. Con este partido fui conseller de Economia i Hisenda entre el 1983 y 1987 cuando solo tenía 26 años y era el diputado más joven de todo el Parlament. A partir de aquí fui evolucionando.
Aznar tuvo una primera buena legislatura y una segunda nefasta
¿Influyó el hecho de que el PP llegara al gobierno del Estado para que el partido en las Balears perdiera este carácter regionalista?
Aznar ganó por primera vez las elecciones españolas cuando yo era presidente. Esta victoria implica un cambio muy importante. Entre 1982 y 1996 el partido evolucionó mucho. Cuando Aznar era jefe de la oposición y yo presidente de las Illes me preguntaba por qué el PSOE podía pactar con los catalanes o la gente del País Vasco y el PP no podía hacerlo. Yo recuerdo decirle que eso se lo tenían que hacer mirar. Aquí en las Balears tanto el PDP, como Alianza Popular o el Partido Liberal siempre tuvimos poca relación con la dirección estatal, no había mucha interlocución, nosotros íbamos a la nuestra y ellos iban a la suya. Las islas permiten eso y entonces no te sentías atado a un partido estatal con todas las consecuencias que eso comporta y te podías dedicar a defender tu tierra, tu entorno y con eso había suficiente. En 1996, cuando Aznar llega al Gobierno empieza a haber un cambio. Él se da cuenta de que necesitaría a Convergència i Unió y que tenía que poder tener puentes para poder llegar. Esta cuestión los angustiaba mucho.
Todo cambió cuando Aznar saca mayoría absoluta, en Madrid había preocupación por la expansión autonómica
¿Cómo valora la época de Aznar?
Para mí, tuvo una primera legislatura buena, con el primer acuerdo con CiU i Unió que fue bastante difícil en el sentido de que había reticencias sobre todo por el tema de la lengua catalana por parte de Jordi Pujol, que no quería llegar a un acuerdo con el PP si no había una serie de garantías respecto del tema lingüístico. A partir de aquí se inició una interlocución entre cuatro actores, el Gobierno, Govern catalán, Govern de la Generalitat Valenciana y el de las Illes Balears para evitar que la cuestión lingüística fuera un problema en la primera legislatura. Eso cambió durante su segundo mandato. Si la primera legislatura de Aznar fue buena, la segunda fue nefasta. Todo cambia cuando saca mayoría absoluta, un cambio que a mi generación nos afectó mucho y explica muchas cosas, como la creación de la FAES. Detectamos que en Madrid había preocupación por la expansión autonómica por si eso suponía una pérdida de poder para ellos y empequeñecer la capital. Ellos pensaban que eso podría suponer un inconveniente para mantener el régimen del 78, heredado del franquismo con todas las consecuencias a mi parecer.
En esta segunda legislatura usted no era presidente. ¿Cómo recuerda los once meses que estuvo en el cargo?
Tuve tres etapas importantes. La primera como conseller de Economia, cuando aprendí muchísimas cosas porque se negociaba el sistema de financiación económica. Fue entonces cuando aprendí que nosotros, el Principat, las Balears y el País Valencià, saldríamos perdiendo siempre. Eran unas reuniones kafkianas donde todo jugaba en contra de nosotros. Después entre 1991 y 1995 fui presidente del Parlament hasta que Cañellas tuvo que dimitir por motivos del túnel de Sóller y pasé a presidir la autonomía. Como presidente de la cámara aprendí a hablar con todos los partidos, hecho que permite ver que todo el mundo tiene cosas buenas y malas.
En las negociaciones del sistema de financiación económica aprendí que nosotros saldríamos perdiendo siempre
¿Tuvo suficiente tiempo para dejar huella?
Yo quise remarcar que cada isla tenía sus particularidades y, por lo tanto, cada una tenía que tener las máximas competencias, con su Consell como instrumento de gobierno. Y si estás en política es para llevar adelante aquello en lo que tú y tu partido creéis. La política supone un gran sacrificio y si esta balanza no queda equilibrada porque consigues sacar adelante las políticas en las cuales tú crees no tiene ningún sentido ser presidente de tu autonomía. Yo eso lo tenía claro. En 1995 fui el ponente del programa electoral del partido y cuando llegué a la presidencia lo quise sacar adelante y este incluía la normalización lingüística, el decreto de mínimos en la educación, la ordenación del territorio y las relaciones con el resto de los Països Catalans.
¿El espíritu que usted reivindica ahora de su Govern es lo que provocó que solo durara un año?
Yo creo que sí. Había sectores más conservadores y más liberales que dificultaron mucho esta tarea. Fue un proceso complicadísimo. En el Parlament de las Illes Balears no se había utilizado nunca la palabra "catalán" para hacer referencia a la lengua propia por parte del Govern hasta que yo no lo hice en el discurso de investidura, diciendo "lengua catalana, propia de las Illes Balears", tal como lo recoge el Estatut.
Ahora que el PP vuelve a gobernar en las Illes Balears se habla de que tiene un fuerte carácter anticatalanista. ¿En su época como presidente ya había un sector que lo era?
Dentro del PP siempre hubo gente que hoy forma parte de Vox. El 40% de gente que forma parte de Vox en las Balears antes era del PP, pero nunca ganaron ninguna votación y nunca influyeron en la política lingüística. En 1987, cuando se hizo la ley de normalización lingüística, presentada por el Govern, ya había gente que ahora es de Vox dentro del PP y esta norma fue consensuada entre todas las fuerzas políticas. Hasta ahora, el único presidente que intentó tumbar esta ley y la modificó fue José Ramón Bauzá. De momento, el gobierno de Prohens no la ha tocado, a pesar de que para mí este gobierno es más próximo al de Bauzá que el de la primera etapa del PP.
El Govern de Marga Prohens es más próximo al de Bauzá que el de la primera etapa del PP en las Balears
¿Hoy al PP le funciona ser anticatalanista en las Balears para arañar votos?
Yo tengo mis dudas. Soy presidente de la Obra Cultural Balear en Inca y aquí tenemos gente desde el PP al PSOE o gente de Més, aparte de personas que no se sienten identificadas con ningún partido. Entre toda esta gente nunca ha habido malestar. Hay un determinado sector ubicado en Palma y alrededores donde los "botiflers" mantienen las posturas de siempre de un anticatalanismo que básicamente es borbónico.
¿El Govern actual de las Illes Balears practica este anticatalanismo?
Sí. Ha tenido que pactar con Vox para llegar, aunque la ultraderecha no forma parte del mismo ejecutivo. Además, se tiene que tener en cuenta que por ejemplo Vox sí que forma parte del Consell Insular de Mallorca y es un organismo con mucha importancia, ya que tiene las competencias de muchas materias, como Cultura. En el Govern, Vox no toma decisiones, pero sí que puede condicionar muchas cosas, como los presupuestos y las políticas a través de un chantaje.
Decía que el Govern de ahora le recuerda más al de Bauzá que al suyo. ¿Corre riesgo Prohens de ser recordada como el expresidente?
Quiero suponer, porque no tenemos mucha relación, que ella intenta hacerlo bien, pero lo que pasa es que en el día a día del Govern y del Parlament si no quieres perder determinadas posiciones y quieres tener una legislatura más o menos calmada, ya sabes que en determinados momentos tendrás que mirar a Vox. Creo que ya lo tienen asumido. Hace falta tener en cuenta que muchas personas de este gobierno provienen de las Nuevas Generaciones, que siempre han estado en política más que en la realidad de nuestro país. La gente que no conoce el talante de los isleños trabaja con los principios de la política posible, no la política que nuestro país necesita.
¿Quiere decir que si el Govern no dependiera de Vox, el PP haría políticas diferentes a las de estos primeros meses de legislatura?
Si el PP actual no hubiera tenido la dependencia de Vox sería más parecido al de la época de Cañellas que al de Bauzá, así de claro. Pero por inercia, por el peso que tiene el partido en la parte foránea de Mallorca, que es una isla más compleja con un sector anticatalanista que se ha refugiado en Vox, el Govern es empujado a estas posturas. Si el PP gobernara sin la necesidad de tener su apoyo en el Parlament sería diferente, aunque el partido en las Balears de hoy no es el mismo que había antes.
¿Es peor?
Es más madrileño y más españolista. Pero realmente creo que si no necesitaran a la ultraderecha tendría más la línea de Cañellas o Jaume Matas que no la de Bauzá.
El PP de Balears es ahora más madrileño y más españolista
Usted fue presidente del Parlament. Ahora esta posición la ocupa Gabriel Le Senne, de Vox, que ha estado en el centro de la polémica esta última semana después de que miembros del grupo parlamentario lo hayan expulsado. ¿Qué siente cuando lo ve?
Ya no sigo el día a día del Parlament, pero creo que el presidente tiene que ser lo más neutral posible y ahora esto ya no es así. No lo veo nada claro.
¿Era evitable el ascenso de la ultraderecha en las Illes?
A mí me cogió por sorpresa, al menos en Mallorca, la fuerza que tuvieron. Consiguieron recoger determinados sectores de la sociedad, como los cazadores, anticatalanistas, gente de la parte más derechista del PP, entidades profamilia... Todo forma un conglomerado que se llama Vox. Es un grupo de gente de extrema derecha y eso tiene unas consecuencias. Eso cambiará porque no es una cosa que haya venido para quedarse dentro de la sociedad mallorquina. Durante los tiempos de Bauzá, con la polémica de la lengua en las escuelas, cuando los padres tuvieron que decidir la lengua vehicular para sus hijos, hubo una mayoría 80%-20% a favor del catalán y creo que eso sigue siendo así. Su obsesión contra la lengua fue lo que tumbó a Bauzá, que fue al mismo tiempo el presidente con más diputados y el que perdió más escaños al final de su legislatura.
La etapa como conseller de Economía me marca mucho para pasar de ser del PP a Sobiranista
Su caso, un expresidente de un gobierno autonómico del PP que acaba al frente de la Assemblea Sobiranista con posiciones próximas al independentismo resulta sorprendente. ¿Cómo explica esta transición?
Es muy fácil. Mi etapa como conseller de Economia me marca mucho: la concepción de que sufrimos un espolio que nos quita muchas posibilidades a nuestra economía. Entonces vi como estábamos siendo menospreciados, que no teníamos peso dentro del conjunto del Estado. Sentía que estábamos abandonados de la mano de Dios en todos los sentidos. Aparte del tema económico, también me hizo abrir los ojos ver el gobierno Bauzá las políticas que llevó a cabo contra la lengua. Y fue muy importante para mí la escritora Maria Antònia Oliver Cabré, que en 2014 fundó la Assemblea Sobiranista de Mallorca y me animó en este sentido.
¿Es una excepción o hay más personas que han hecho la misma transición que usted?
No soy ninguna excepción. Aquí en Mallorca ha habido bastante más gente que yo que ha ido haciendo estos cambios. Somos personas que nunca nos consideramos miembros de partidos españoles, sino miembros de partidos estatales que queríamos defender nuestra tierra y que pensaban que si los colores políticos del gobierno del estado y el autonómico coincidían, tendríamos posibilidades. Pero la experiencia me demostró que no había ningún cambio: puede haber un gobierno del PSOE aquí y del PP en Madrid y ello será lo mismo que si tenemos un gobierno del PSOE en las Illes y en Madrid. Siempre estamos al mismo nivel. Yo era miembro de la ejecutiva del PP y de la directiva nacional. Allí vi que costó mucho conseguir los pactos con CiU durante el primer mandato de Aznar. Había una mayoría de gente que no era partidaria de que se sacara adelante este pacto, porque distinguían entre unos territorios y otros porque a las Balears, el País Valencià o en Catalunya siempre se nos tendrá como territorios de segunda.
¿Cree que hay personas de derechas no españolistas que se han quedado huérfanos de partido?
Ha habido experiencias como Unió Mallorquina, que después tuvo los problemas que tuvo, o el PI (Proposta per les Illes). Pero nunca hemos encontrado un sistema para hacer un partido político transversal en este sentido.
¿Es un fracaso no haber conseguido este espacio para la derecha catalanista?
Sí, seguramente sí. También tenemos que tener en cuenta que dentro del espacio de izquierdas, Francina Armengol es más PSIB que PSOE, pero casi es la única dentro del partido. Esta situación se da tanto en la derecha como en la izquierda.
El momento en que la Assemblea Sobiranista de Mallorca tuvo más socios fue durante la época del procés independentista
Durante el punto álgido del 'procés' se dijo que el PP era una máquina de hacer independentistas en Catalunya con su menosprecio por el país. ¿Cree que también pasa en las Balears?
Fui presidente de la Assemblea entre el 2015 y 2018 y veías mucha gente aquí en Mallorca que se iba enganchando a nuestra entidad. Durante aquella época fue la fase en la cual fuimos más. Fue entonces que la gente se dio cuenta de que la solución no era que coincidieran gobiernos de los mismos colores en las Illes y España para solucionar nuestros problemas y constatamos que gobierne quien gobierne siempre tendremos un papel secundario en este Estado.