La justicia extranjera ha vuelto a dar la espalda al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. Esta mañana, la fiscalía belga ha rechazado la extradición de los consellers Meritxell Serret, Toni Comín y Lluís Puig después de un largo proceso que se ha extendido durante meses y en el que el magistrado ha terminado con varios varapalos.
Desde el pasado 3 de noviembre, fecha en que se emitió la primera euroorden para el president Puigdemont y los consellers en el exilio, el juez Llarena acarrea varios golpes por la parte de la justicia belga, que no ha respondido a la petición española como se esperaba.
Uno de los peores momentos para el magistrado fue cuando la Audiencia de Schleswig-Holstein rechazó el delito de rebelión en la euroorden del president Puigdemont al no ver indicios de violencia suficientes como para devolver al president a España. Una gran noticia, pues, para Puigdemont, como la que hoy han recibido los consellers que desde el primer día siguen en Bélgica, que han visto como se descartaba su euroorden después de un largo periplo de meses. Este es un breve repaso de todo lo ocurrido hasta hoy.
3 de noviembre. La causa del 1-O la abrió la jueza Carmen Lamela en la Audiencia Nacional. Fue esta quien decretó cárcel incondicional sin fianza para los consellers que acudieron ante el tribunal el 2 de noviembre. Todos aquellos que huyeron al exilio, entre los cuales figuraba el president Puigdemont y los consellers Comín, Serret y Puig, se vieron afectados a la mañana siguiente por una euroorden emitida por la jueza.
5 de noviembre. Los exiliados a Bruselas son requeridos por la justicia belga. Puigdemont y los consellers deciden entregarse en una comisaría de Bruselas donde se les toma declaración. Entonces, el primer varapalo: el juez los deja en libertad, aunque impone medidas cautelares, como no salir del territorio belga y mantenerse localizables y disponibles.
17 de noviembre. La fiscalía de Bruselas exige la entrega de Puigdemont y los consellers a las autoridades españolas pero el tribunal belga competente no toma una determinación y aplaza la decisión, algo que alarga los plazos.
5 de diciembre. Ya con el juez del Supremo Pablo Llarena al cargo de la causa, éste decide en un giro muy inesperado retirar las órdenes europeas de detención dictadas contra el president y los consellers. Llarena, no obstante, sí mantiene la orden para territorio español.
23 de marzo. Llarena recupera la euroorden para Puigdemont y los consellers. El magistrado esperó a tener el procesamiento terminado antes de reclamar a las autoridades que detengan a los independentistas exiliados por rebelión y malversación. El juez quiere forzar la devolución rápida de los líderes independentistas.
6 de abril. La mañana siguiente a la orden de liberación de Puigdemont tras el descarte del delito de rebelión por parte del tribunal alemán —otro varapalo—, el juez belga decide en un nuevo proceso dejar en libertad sin fianza con medidas cautelares a los consellers Puig, Comín y Serret. Vuelta al principio.
16 de mayo. La justicia belga tumba la euroorden por defectos de forma. Los belgas consideran incompatible la orden nacional de detención con la euroorden emitida, un error fatal del juez Llarena.