Se debió empachar Albert Rivera en la cena de Moncloa en enero donde Mariano Rajoy reunía a los equipos negociadores de la investidura de Partido Popular y Ciudadanos para tranquilizar los ánimos. Las relaciones empezaban a degradarse porque los populares hacía días daban síntomas de no encontrar el momento de cumplir el pacto de "las lentejas: o las tomas o las dejas", y ciertas medidas anticorrupción que este contemplaba –como que los imputados dimitan–. La venganza se gestó fría en Cs hasta este jueves, cuando el voto favorable de toda la cámara ha forzado el PP a dar apoyo también a su comisión de investigación por financiación ilegal.
La propuesta fue registrada por PSOE, Podemos y Ciudadanos hace unas semanas en el Congreso de los Diputados, después de que Rajoy sugiriera en una sesión de control que la comisión por la financiación se podría hacer en el Senado –donde tiene mayoría–. Las palabras llegaron tras el escándalo del presidente de Murcia, un cóctel que indignó a Rivera, hasta el punto de dar por rotas las relaciones en materia de regeneración, y apostar sólo por ceñirse a la negociación orientada a pactar los presupuestos generales del Estado. Así ha sido y este mismo miércoles ambas formaciones han cerrado el acuerdo, que le garantizará el 'sí' de la formación naranja a los populares.
Precisamente, el portavoz de Cs, Juan Carlos Girauta, ha sido explícito durante el debate a la hora de mostrar su descontento. "Pacta sunt servanda, los pactos están para cumplirse", ha dicho. Luego ha lamentado que la persona con quien firmó el pacto, el portavoz popular, Rafa Hernando, no estuviera presente, pero ha recordado que la relación entre ambos partidos ya no partió de buen puerto. "No nos fiábamos de ustedes, no porque no sean dignos de confianza, sino porque algunos de los que están en el origen de la desafección tengan que regenerar de mutuo propio la política española", ha dicho. Al respecto, ha señalado que los populares sí dieron apoyo en Andalucía para investigar los ERE, así como a CDC en Catalunya. Y finalmente ha criticado episodios donde se utilizaron los términos "contabilidad extracontable", "dimisión en diferido", o el hecho de que se rompieran los discos duros.
Al PP, a su vez, no le ha sentado bien la petición. "No es una comisión de investigación, sino que de demolición de este partido", ha expuesto al portavoz Eloy Suárez. Su punto ha sido que habría que investigar a "todos los partidos políticos", pero ha dado apoyo a la comisión para no exhibir su soledad, como también hizo esta semana con el intento de despolitización del Tribunal Constitucional y la forma de elección de la cúpula de RTVE.
El PSOE, con más memoria parlamentaria que los emergentes, ha recordado que a lo largo de la mayoría absoluta de los últimos cuatro años se había obviado la posibilidad de que esta comisión se pusiera en marcha. "Rechazando comparecencias incluso del señor Rajoy. Pero el PP ya no podrá evitar responder políticamente en esta cámara. Un antes y un después en la salud democrática de este país. La corrupción es una gangrena...", ha denunciado Artemi Rallo. Por esa experiencia, Aitor Esteban (PNV) se ha mostrado desconfiado que de la comisión se derivaran conclusiones efectivas.
Desde Unidos Podemos, han considerado igualmente la regeneración democrática como "la amenaza" que aviva el escepticismo de los ciudadanos y una de las principales amenazas para el sistema, como ha dicho Carolina Bescansa. Los que no han participado en el debate son ERC, y el PDeCAT, ausentes por la protesta.
La comisión recibe así la luz verde este jueves, pero tendrá que esperar seguramente a después del verano. Antes van la de la Operación Catalunya, de Jorge Fernández Díaz e Interior, y otra sobre las cajas de ahorro.