Artur Mas tiene claro que el independentismo debe presentarse a las elecciones españolas. "A Madrid no nos interesará ir al día siguiente de la independencia, pero hasta el día antes tenemos que defender los intereses catalanes, el derecho a decicir, la soberanía y el mandato del 27S de construir un Estado para Catalunya", defendió el president de la Generalitat en funciones en el último consell nacional de su partido, en Bellaterra.
El líder de CDC marcaba así posiciones con el sector del independentismo que apuesta por la máxima "en Madrid ya no tenemos que ir a hacer nada". Un posicionamiento que siempre ha defendido la CUP y que últimamente ha cogido fuerza en el movimiento soberanista. Incluso, en las redes sociales hierve el hashtag #ViaClaver que defiende un boicot electoral en las elecciones a las Cortes Generales del 20 de diciembre. El calendario quema: tanto por la proximidad de la convocatoria como por el escenario post-27S, con un Parlament todavía no constituido y la investidura del nuevo president pendiente de las negociaciones ya emprendidas discretamente entre Junts pel Sí y la CUP.
Pero el debate político sobre si el catalanismo tiene que contribuir ahora a las generales viene de lejos. Uno de los momentos culminantes llegó el 2008 de la mano de dos políticos de primer nivel y de posicionamientos en la cuestión nacional casi contrarios: Heribert Barrera y Pasqual Maragall. En diciembre del 2007, el expresidente del Parlament defendió la abstención o el voto en blanco a las elecciones españolas que entonces estaban convocadas para el 9 de marzo del 2008. Barrera, en un debate con el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol en el Club Arnau de Vilanova, adujo que un voto en blanco masivo o una altísima abstención se convertiría en una señal potente de protesta por el trato del Estado a Catalunya.
Barrera lo planteaba justo cuatro días después de la manifestación del 1 de diciembre que con el lema "Som una nació i diem PROU! Tenim dret a decidir sobre les nostres infraestructures" llenó las calles de Barcelona. Pocos meses después remachó el clavo el ya entonces expresident de la Generalitat y exlíder socialista, Pasqual Maragall. En un artículo en La Vanguardia titulado "Votar en Blanco" y publicado el 4 de febrero del 2008, Maragall tildaba el comportamiento del Tribunal Constitucional con Catalunya de "sainete". El Estatut del 2006, el proyecto estrella de los tripartitos, estaba en aquel momento pendiente de sentencia del TC tras haber sido aprovado por el Parlament, el Congreso y el Senado y refrendado positivamente por los catalanes.
Asimismo, Maragall cargaba con contundencia contra las acciones del Estado dirigidas a torpedear la reforma educativa que su hermano Ernest, conseller de Ensenyament, llevaba a cabo en Catalunya; la falta de recursos para infraestructuras o bien la negativa de los poderes y los partidos del Estado a reconocer a Catalunya como nación. En este contexto, Maragall defendía abiertamente y exhortaba a los catalanes a votar en blanco en las elecciones del 9M en lugar de optar por la abstención-protesta. La tesis del expresident era que no ir a votar suponía el "peor menosprecio a la democracia" y, en cambio, el voto en blanco mostraba el rechazo de los catalanes a las posiciones de Madrid y, de rebote, la vocación europea y democrática del catalanismo.