Este miércoles por la noche ya se había tomado la decisión y los chats que compartían los diputados de ERC hervían: votarían al día siguiente a favor de la moción del PSC que apostaba por impulsar el Quart Cinturó (B-40) entre Sabadell, Terrassa y Castellar del Vallès. Votarían a favor de una infraestructura a la que habían plantado cara, también contra Junts en el gobierno de coalición. El más tocado era el conseller de Territori, Juli Fernández, que durante años fue uno de los máximos opositores al proyecto como alcalde de Sabadell y se puso detrás de las pancartas. Desde Calàbria le informaron previamente, así como a su gente en el territorio, en el Vallès. Según fuentes republicanas, no fue fácil, pero entendieron la decisión si era por un bien mayor y "preciado": desencallar los presupuestos de la Generalitat. Un sacrificio después de tres días de maniobras en vano.
El lunes por la tarde, pocos minutos antes de finalizar el plazo en el registro del Parlament, ERC registró una enmienda a la moción del PSC sobre las infraestructuras. Un movimiento in extremis para intentar hacer más digerible el texto, dispuestos a estudiar "todas las propuestas". Pero los socialistas, que tenían la sartén por el mango, dejaron claro que no lo aceptarían. Y dejaron a los republicanos en una disyuntiva: tragarse el sapo u olvidarse de los presupuestos. Al final se ha aprobado el documento en los términos originales de la formación de Salvador Illa, comprometiendo a la Generalitat a "hacer efectivo" con el Gobierno "el convenio de acuerdo y financiación que garantice la redacción del proyecto de la Ronda Nord de los sistemas urbanos de Terrassa, Sabadell y Castellar", así como "la ejecución de las obras por parte del Govern de la Generalitat de Catalunya". El president Aragonès no ha podido esconder la contradicción que supone.
Un sacrificio después de años de lucha contra el macroproyecto. El mismo Juli Fernández dejaba claro que la B-40 no entraba en sus planes cuando era alcalde de Sabadell, entre el 2015 y el 2017, pero también cuando el pasado octubre llegó a la conselleria de Territori. Era rotundo en una entrevista en El Periódico: "El proyecto del Cuarto Cinturón no lo quiere nadie y, de todos modos, no he visto ningún acuerdo escrito. No existe, nadie me lo ha enseñado. Lo que sí que puedo valorar es que, como en el aeropuerto, falta consenso".
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— Juli Fernàndez Olivares ���� (@julifernandez) May 29, 2022
Fuentes de la cúpula de ERC explican que ha sido una "decisión colectiva" tomada con su gente en el territorio. "Si ellos no lo hubieran entendido, no se habría hecho", señalan, asumiendo el desgaste político que les puede comportar en beneficio del PSC. De la misma manera, insisten, no se habría hecho si el PSC no lo hubiera vinculado a los presupuestos. "La vida es gestionar contradicciones", admiten. Ahora esperan que con este gesto todo se desencalle. El lunes se reanudan las negociaciones con los socialistas y, desde Calabria, quieren cerrar el acuerdo y convocar el Consejo Ejecutivo a lo largo de la semana que viene. No esperan que Salvador Illa reabra otros melones.
Dos golpes en dos días
La realidad es que, sin el apoyo de ERC, el Parlament habría aprobado igualmente la moción del PSC sobre el Cuarto Cinturón, fruto de su debilidad parlamentaria. Y habría sido el segundo revés para el Govern en solo dos días, después de lo que pasó este miércoles con el decreto de necesidades financieras, vinculado a la prórroga presupuestaria. Desde Palau lo vendían como "técnico" y recibió luz verde, sí. Pero el PSC y Junts per Catalunya forzaron que la norma fuera tramitada como proyecto de ley. Eso hace que se tenga que tramitar como una ley ordinaria y, si se ponen de acuerdo, introducir enmiendas. El conjunto de la oposición se sumó. De esta manera, los potenciales aliados para las nuevas cuentas marcaron terreno ante Esquerra Republicana, que hoy por hoy solo cuenta con el acuerdo insuficiente con los comunes firmado antes de Navidad.
Todo esto a las puertas del Congreso nacional de ERC, que se celebrará este sábado en la Fira de Lleida. Los republicanos querían centrarse en hablar de contenido, concretamente debatir su ponencia política sobre la vía Montenegro, el pacto de claridad para realizar un referéndum pactado con el Estado. Pero no será la principal preocupación que sobrevolará el recinto ferial.