Ya es oficial. Desde este miércoles la Mesa del Parlament cuenta con un miembro menos. Jaume Alonso-Cuevillas ha formalizado su renuncia a través de un escrito enviado, con fecha de ayer, al órgano que comanda la cámara catalana y que estará reunido durante toda la mañana. Para reemplazarlo, el pleno deberá volver a votar entre los candidatos que se postulen, siempre antes de la convocatoria de una nueva sesión de investidura. De momento, los aspirantes son Aurora Madaula, de Junts, y Lucas Ferro, de los comunes. El veredicto final está en manos de Esquerra Republicana, que por boca del expresident del Parlament, Roger Torrent, advierte de que esta decisión debe ir ligada a la investidura de Aragonès.
Hasta que no se convoque el pleno que tendrá que designar al nuevo secretario segundo de la Mesa, el reparto actual es el siguiente. El independentismo dispone de cuatro sillas: una de Junts (Laura Borràs), dos de ERC (Anna Caula y Ruben Wagensberg) y otra de la CUP (Pau Juvillà). Las otras dos restantes son del PSC (Eva Granados y Ferran Pedret).
Para que Junts pueda garantizarse volver a ocupar el puesto de Cuevillas necesita contar con el aval de los 33 diputados de ERC. Y los republicanos han encontrado la carta perfecta para jugarla en la mesa de negociación para la investidura de Aragonès. Lo enmarcan en un "acuerdo global" entre ambos partidos. "Se tienen que poder dar las dos cosas, sustitución en la Mesa y al mismo tiempo investidura de Pere Aragonès", ha defendido Torrent en una entrevista a Els Matins de Catalunya Ràdio.
Al otro lado, el PSC y el PP se muestran abiertos a dar apoyo al candidato de los comunes con el fin reducir el peso del independentismo en la Mesa. Cs y Vox no se han mojado todavía, pero llegado el punto, y siempre que no surja un tercer aspirante, podrían optar por hacer lo mismo. En este caso, sumarian 61 votos. Si la CUP también optara por Ferro, los votos de Junts y ERC serían insuficientes para hacer entrar a Madaula.
El debate entre confrontación y simbolismo
Durante esta Semana Santa, Cuevillas sacudió el tablero negociador entre ERC y Junts poniendo en duda la conveniencia de seguir apostando por iniciativas parlamentarias que no condujeran a la independencia y fueran meramente simbólicas, como pueden ser las impugnaciones a la monarquía o la defensa del derecho a la autodeterminación. Mociones y resoluciones que se han repetido a lo largo de la legislatura pasada y que han costado una querella a los miembros independentistas de la anterior Mesa.
La afirmación choca con la voluntad expresada por Borràs y otros dirigentes de Junts de promover, durante los primeros compases de la legislatura, una resolución que ratificara el compromiso con el derecho a la autodeterminación de Catalunya.
No ha pasado ni un mes desde el 12 de marzo, cuando se constituyó la cámara, y ya se ha registrado la primera crisis.