El 16 de octubre de ahora hace un año, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez estuvieron todo el día en la Audiencia Nacional esperando si podrían volver a casa o bien los encerrarían en prisión acusados de sedición.
Estaban citados por la mañana, junto con el major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. La fiscalía pidió prisión para todos. La jueza Carmen Lamela decidió, sin embargo, dejar en libertad provisional a Trapero.
La declaración del major se alargó tanto que quedaron para la tarde las comparecencias de los Jordis. Lamela los dejó ir a comer fuera de la Audiencia Nacional. Viendo la reacción del ministerio público, Jordi Sànchez grabó en el restaurante donde comió con el equipo un vídeo dirigido a todos los socios de la ANC y la sociedad catalana. Jordi Cuixart ya lo había gravado antes de ir a Madrid.
No eran ajenos a lo que podía pasar, y la posibilidad de la prisión provisional era muy real tanto para ellos como para sus abogados.
La declaración fue por la tarde. Cuixart se acogió a su derecho de no declarar porque no reconocía los hechos. Sànchez sólo respondió a las preguntas de su abogado para denunciar que la Audiencia Nacional no era competente.
Al final de la comparecencia, si la fiscalía pide medidas, se hace una vista donde la jueza Carmen Lamela tiene que decidir. Desde el primer momento supimos que Lamela estaba entretenida con el móvil mientras se hacían las comparecencias.
Ahora también sabemos que mientras el fiscal pedía prisión, le sonó hasta tres veces el teléfono móvil dentro de la sala de vistas. Lo que provocó que Sànchez utilizara parte de su intervención en la vista para dirigirse al fiscal y condenar enérgicamente la falta de profesionalidad.
Esta parte del sumario, la primera del caso, la que se trató en la Audiencia Nacional, aún no ha aparecido. No consta en las carpetas colgadas en la nube. Y tampoco están en la Audiencia. Forma parte del material al cual los abogados todavía no han podido acceder.