Jordi Cuixart ha vuelto esta mañana a la sede de Òmnium Cultural por primera vez después de más de 1000 días de prisión y una vez se ha aceptado el tercer grado para los presos políticos.

Le esperaban en el cruce de la calle Diputación con Pau Claris, delante la sede de la entidad, toda la Junta, los presidentes territoriales y los miembros de las juntas de las cuales ha formado parte. Un gran retrato de Muriel Casals, la presidenta que lo precedió, ha encabezado su llegada.

 

"Entro como presidente de Òmnium y eso para mí es todo un honor y un orgullo", ha asegurado sólo llegar, visiblemente emocionado desde una pequeña tarima instalada en la calle Diputació.

"Durante más mil días y mil noches lo que me ha dado toda la fuerza era tener claro que estaba en la prisión como presidente de Òmnium y que saldría de la prisión siendo presidente de Òmnium y no hemos salido de la prisión pero hoy estamos ante Òmnium para ejercer de presidente de Òmnium", ha exclamado.

Ha recibido a Cuixart al vicepresidente, Marcel Mauri, con el cual se ha abrazado, antes de ir saludando los presentes. Cuixart ha recordado las tardes a Soto del Real viendo cómo la Guardia Civil entraba en la sede de la entidad haciendo registros, como hacíam durante la dictadura de Franco, cuanfo tampoco pudieron cerrar Òmnium.

Ha asegurado que la capacidad de Òmnium para resistir le dio coraje, "porque resistir es vencer". "Ante el dilema de obedecer leyes injustas o ejercer derechos fundamentales, siempre, siempre, siempre ejerceremos derechos fundamentales, el derecho superior es el de la propia conciencia", ha insistido.

 

Cuixart ha confesado que entró aturdido y consternado en la prisión, pero allí aprendió el valor de la unidad. "Si estamos unidos somos imparables. Necesitamos estar juntos, por eso es tan importante que la sociedad civil no renuncie a presionar a nuestros políticos, los de aquí y los de allí. Lo que estamos haciendo es luchar por mejorar a la sociedad catalana", ha reclamado.

 

El presidente de Òmnium ha insistido que mantendrán la reivindicación por el derecho a decidir y los derechos fundamentales y que el único límite que tiene la lucha por el derecho a la autodeterminación es la violencia. "Los que no tienen límites son aquellos policías que vinieron el 1-O con el a miedo ellos a pegar ciudadanos",