Lo acaba de decidir la junta de tratamiento de la prisión de Lledoners: Jordi Sànchez y Jordi Cuixart podrán salir del centro penitenciario durante el día entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche. Sólo tendrán que ir a la prisión de Lledoners a dormir.
Jordi Sànchez tiene un permiso para salir 3 días a la semana, 11 horas al día, para hacer tareas de voluntariado. Jordi Cuixart saldrá 5 días, 9,5 horas al día, para ir a trabajar y hacer también tareas de voluntariado. Cuixart trabajará en su empresa especializada en el diseño y la producción de maquinaria industrial para envasados, y de la que nunca ha dejado de ser el máximo representante. "Ahora podrá desarrollar estas tareas desde la misma sede de la empresa, y no sólo desde la prisión como hacía desde el 16 de octubre de 2017" dice Òmnium Cultural en un comunicado.
Aunque la salida es inminente y podría ser mañana mismo o el lunes, el Departamento de Justicia no informará ni de la fecha del inicio de las salidas ni de las empresas ni entidades de destino para proteger la intimidad de Sànchez y Cuixart.
El 11 de diciembre, cuando la junta de tratamiento decretó el segundo grado, ya se puso sobre la mesa la posibilidad de la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario. Este artículo garantiza los permisos por salidas de la prisión en los casos en que los reclusos encuentren trabajo, o bien para cuidar de familiares.
Para aplicar este artículo, el único plazo de tiempo que se tiene que cumplir es que hayan pasado dos meses desde que se determina el grado en que tienen que estar en la prisión. Justamente ahora se cumple el plazo. La aplicación del artículo 100.2 para los presos se puede recurrir por parte de la Fiscalía, pero no se puede impedir. Es un derecho básico que prevé el régimen penitenciario catalán, que se basa en la reinserción de los reclusos en la sociedad y no en una política de castigo.
La medida para salir en libertad que prevé el régimen penitenciario es, también, la alternativa que emprenderán otros presos políticos. Es el caso de Joaquim Forn, que también ha presentado su demanda de la aplicación del artículo 100.2 para poder salir de la prisión para ir a trabajar.
Cuixart y Sànchez han cumplido un cuarto de la condena, hace más de dos años que están en la prisión, y han podido ya salir un golpe de permiso durante 48 horas. El nuevo permiso les permitirá estar cada día fuera del centro penitenciario y poder trabajar.
El camino hacia la salida
El camino hacia la salida de la prisión empezó una vez conocida la sentencia del 14 de octubre. En aquel momento se activaron las máquinas judiciales de todas las defensas: desde los recursos para decretar nula la sentencia hasta la petición de permisos.
El 11 de diciembre se acordó el segundo grado. Fue una decepción para muchos. Esperaban el tercer grado, que les habría permitido sólo ir a dormir a la prisión. Pero se abría la puerta a la aplicación del 100.2 si encontraban trabajo. Un trabajo que no estuviera vinculada a la administración pública ni a la política.
El hecho de que no haya tratamientos específicos para el delito de sedición, que sea un caso excepcional y complejo y que entre la sentencia y la decisión de qué grado se los daba coincidiera con las negociaciones entre ERC y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez complicó lo que en otros casos podría ser una salida inminente de la prisión.
El mundo penitenciario y político ya han vivido salidas a partir de este tipo de permisos. Es el caso de Jordi Pujol Jr. o el cuñado del Rey, Iñaki Urdangarin, que sale cada día para ir a hacer tareas de voluntariado.
Con la salida de la prisión de Cuixart y Sànchez se abre la puerta para todos los presos, que, poco a poco, empezarán a pedir los permisos para salir cuando hayan cumplido un cuarto de la pena o bien para que tengan ya un trabajo.