La CUP llega al 12-M en horas bajas. La formación anticapitalista se encontraba en medio de un profundo proceso de refundación, iniciado después de la derrota a las elecciones municipales, cuando Pere Aragonès anunció la nueva convocatoria en las urnas para escoger un nuevo Parlament. A pesar de las dificultades que eso supone, la CUP encarará el 12-M con la intención de superar los resultados del 2021, cuando obtuvo nueve diputados. Y para hacerlo, situará en el centro de su campaña electoral una estrategia con dos prioridades entrelazadas que supondrán un "cambio de rumbo": revertir el retroceso nacional para avanzar hacia la independencia y transformar el modelo económico para satisfacer las necesidades de la mayoría.
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Con respecto a la cuestión nacional, fuentes de la CUP lamentan que el gobierno de Pere Aragonès (tanto en coalición con Junts como en solitario) ha permitido la agenda del reencuentro iniciada por Pedro Sánchez, con una política "subsidiaria" al Estado. Así, ha cedido ante el "proceso de recentralización" español. "La Generalitat tendría que ser un bastión, pero no está cumpliendo", han lamentado las mismas fuentes. Y, desde un punto de vista económico, aseguran que el ejecutivo catalán también ha permitido el impulso de los macroproyectos y de grandes infraestructuras "de la mano del PSC más negacionista climático y más de derechas de la historia". En este sentido, las fuentes cupaires critican que el gobierno de Aragonès ha cedido ante "los intereses de los grandes empresarios", entregándose así a un modelo económico depredador que "destruye el territorio, mercantiliza las necesidades básicas y empobrece a la población".
"El 12-M es el momento para escoger si queremos continuar con las políticas que nos han llevado a la situación actual, en qué se planifica para favorecer a unos pocos, o si ha llegado el momento de cambiar de rumbo y satisfacer las necesidades de la mayoría de la población", han argumentado desde la CUP. Es por eso que, durante la campaña electoral, se hará un importante énfasis a ofrecer para la población una "nueva economía catalana" que permita transformar el modelo actual. En este aspecto, no hay muchas novedades. Los cupaires priorizarán algunas políticas concretas como son la renta básica universal, una energética pública, una distribuidora pública, la expropiación de los pisos vacíos de grandes tenedores, la regulación de los alquileres o no enviar a los Mossos d'Esquadra a los desahucios. "Son cosas que hemos ido repitiendo, y que ahora enmarcamos en la nueva economía catalana", han explicado.
Economía e independencia, entrelazadas
Ahora bien, estas prioridades económicas irán estrechamente vinculadas con la realidad nacional del país y el objetivo de la independencia. Así, la CUP considera que las medidas "no tienen cabida en el régimen del 78", y, por lo tanto, es indispensable la independencia si quieren llegar a implementarse. Al mismo tiempo, la defensa de estas propuestas puede servir para alimentar los argumentos para la soberanía nacional respecto del Estado. En definitiva, dos prioridades (el cambio de modelo económico y la independencia) que van entrelazadas y se retroalimentan. "La nueva economía catalana nos permite avanzar la necesidad de independencia, y con la independencia podremos desplegar la totalidad de nuestras herramientas", han concluido.