Como era de prever, la retirada provisional de la moción de Junts per Catalunya sobre la autodeterminación ha traído cola. Si por la mañana el portavoz del partido, Eduard Pujol, ha justificado el movimiento para "facilitar" y no complicar las negociaciones que se están produciendo con Madrid, horas más tarde la CUP ha criticado la decisión de los de Puigdemont.
"Nos hace ver, precisamente, que la intencionalidad de las negociaciones no es poner en el centro la única forma de resolver el conflicto que es reivindicar el derecho de autodeterminación, sino que las negociaciones pretenden intentar buscar un reencaje dentro del estado español" y "la estabilidad definitiva del régimen del 78", ha lamentado en una rueda de prensa en el Parlament la diputada Maria Sirvent.
Los anticapitalistas ponen en el mismo saco a ERC y JxCat. Les advierten de que "cualquier pacto que intente rebajar la tensión y el conflicto nos llevará a una situación absolutamente contraria" y que "ahora es momento de organización, de movilización y poder popular para forzar una mediación internacional."
La semana pasada, durante la presentación del nuevo secretariado nacional del partido, la CUP ya dibujó las líneas maestras de su plan de acción de cara a los próximos meses. Y es radicalmente opuesto a la apuesta por el diálogo con Madrid que promueven las otras dos formaciones independentistas. Los cupaires apuestan para reavivar la lucha a la calle para conseguir traspasar fronteras y alcanzar una mediación internacional que fuerce al Estado español a aceptar un referéndum de autodeterminación.