El empresario y exdirigente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), David Madí, ha hablado por primera vez desde que el juez archivó la causa por tráfico de influencias vinculada con el caso Volhov, sobre la supuesta financiación al independentismo catalán con fondos públicos, donde Madí fue detenido con una veintena de empresarios en octubre de 2020. "Eso es como si me hubieran violado en mandada entre Hacienda, la Guardia Civil y el juez," así ha valorado la investigación que lo ha perseguido durante los últimos 5 años. En una entrevista este miércoles en RAC1, David Madí ha lamentado que desde un punto de vista legal no se puede hacer nada para luchar contra la persecución que ha vivido estos años, donde ha sufrido seguimiento telefónico, así como escuchas con micrófonos, incluso, en su coche. "Hay una serie de jueces que pueden destrozar la vida de todo el mundo. Se sienten impunes. La única manera de parar esta espiral de abuso sistemático es que se haga esta ley de abuso de funcionario público", ha afirmado. Además, ha apuntado que en su caso la intención era destruir sus relaciones con los clientes y destrozar las operaciones empresariales.
Preguntado sobre si está valorando presentar una querella, como sí lo ha hecho Sandro Rosell, ha reconocido que lo está estudiando, pero reconoce que es muy escéptico "porque hay mucha impunidad". En este sentido, Madí ha condenado el seguimiento que ha vivido "el lío que a mí me han hecho durante 5 años ha sido brutal". Así ha recordado cuando, en medio de la operación policial llevada a cabo por la Guardia Civil en octubre del 2020 y mientras estaban en los calabozos de los juzgados esperando pasar a disposición judicial, se estaban difundiendo unos audios de escuchas telefònicas que no tenían nada que ver con la causa: "simplemente eran chismorreo político".
Intencionalidad política
David Madí ha denunciado que la causa era "prospectiva" y está convencido que tenía "vocación de operación política". "Nos pusieron de todo: seguimientos de teléfonos, Pegasus, seguimientos personales, micrófonos al coche... Como que no encontraron nada del tema ruso, nos hicieron un traje a medida", ha apuntado.
Según el empresario, lo que ha pasado con Tsunami Democràtic "que lleva 3 años y medio en secreto", es que las filtraciones se han hecho por parte del juez, del fiscal o de la policía. En este sentido, señala que la intencionalidad más probable es que "esté destinada a involucrar al PSC con ERC antes de las elecciones para entorpecer las relaciones". Madí ha criticado que el caso se ha ido construyendo con la investigación de la Guardia Civil y los Mossos. Con respecto a su caso, ha recordado que es lo único que tenía una vinculación con grupo inversor, una operación que finalmente echaron atrás, pero todo documentado notarialmente. "Eso no tiene nada que ver con convergencia ni con nada", ha señalado. "Todo tiene que ver con el procés y el CNI me situó como la el jefe del procés en la sombra. Me han intentado poner en todas partes por mar, tierra y agua," ha sentenciado.
Consecuencias personales y profesionales
Sobre las consecuencias que ha comportado en su vida, Madí ha afirmado que "no me han hundido la vida", todo y que, ha matizado que "pero ha tenido consecuencias personales y profesionales". Sobre el archivo de su caso ha apuntado que no entiende por qué la gente lo felicita cuando él no había hecho nada, así pues, ha señalado que "sensación de satisfacción no tengo". Aunque asume que no hay ningún mecanismo legal para denunciar el tratamiento que ha recibido, ha afirmado que sigue su vida "con cicatrices", aunque no se siente hundido, pero creo que tengo el deber de democrático de señalar esta situación", ha remarcado.
Aun así, David Madí todavía tiene dos causas abiertas vinculadas con el caso 3%: Triacom y Ambulancias Egara. Él lo ha negado y lo enmarca todo en una persecución, una "trama organizada con el objetivo de parar el proceso y que a nadie se le acuda volver a levantar el jefe".