David Madí i Cendrós (Barcelona, 1971) fue uno de los hombres más influyentes del país, especialmente de la política catalana y concretamente del ámbito soberanista. De hecho, hablo en pasado porque no tiene ningún cargo institucional desde hace 14 años, pero todavía mantiene mucha capacidad de influencia en diversos sectores del país. Con un perfil como el suyo, más alejado de las cámaras y próximo a la negociación entre bambalinas, era evidente que tendría una participación importante en la preparación del 1 de Octubre y en la gestión de las tres semanas posteriores. Ahora, siete años después, ha decidido hablar a través de un libro que sale publicado este miércoles, 5 de junio, editado por Columna y que se titula Merèixer la victòria, con portada y referencias constantes a su admirado Winston Churchill. Este jueves, Merèixer la victòria se presenta en la Casa del Llibre (Rambla Catalunya 37, 19h.) en una conversación con el autor de los periodistas Marta Lasalas y Toni Aira. Con la tinta todavía caliente, David Madí ha concedido una entrevista a ElNacional.cat.

¿Por qué se ha decidido a escribir este libro donde desnuda a gente pero también se desnuda usted?

Este es un libro importante. No es un libro neutro. Nace hace un año y medio, cuando me planteo e imagino que el escenario político, el escenario soberanista, acabará más o menos donde estamos ahora. Y creo que es el momento de explicar muchas cosas. Algunos tenemos, no solo el derecho, sino la obligación, de explicar algunas cosas. Todo este proceso ha sido cosa de mucha gente pero no hay tanta que haya intervenido y que lo conozca bien del principio al final. Por lo tanto, yo me lo planteé por motivos políticos, por el momento, y también por motivos personales, porque yo he sido una persona a la que se ha querido asesinar civilmente. Creía que dentro de todo este proceso, valía la pena explicarse. Y ahora ha llegado el momento de que se entiendan muchas cosas de cómo hemos llegado a parar aquí y dónde estamos.

Usted explica cómo se desencalla el 1 de Octubre meses antes de que pase, así como las cuatro semanas posteriores, que van del referéndum a la declaración de independencia. ¿De qué se pecó más, de incapacidad, de ignorancia o de mala fe?

Este libro incluye el relato entero y está hecho contra la ingenuidad y el infantilismo en el que ha caído muchas veces el soberanismo. Explico escenas y cosas que todavía no se han explicado y que vale la pena explicarlas. Yo creo que está el procés que va hasta Semana Santa del 2017, el que va de Semana Santa del 2017 al 1 de octubre, el que va del 1 de octubre al 10 de octubre, y, finalmente, el que va del 10 de octubre al 27 de octubre. Son cuatro fases totalmente diferentes, que tienen protagonistas diferentes y actuaciones diferentes... Y por primera vez el mosaico se explica desde una perspectiva general. Por ejemplo, rompo la mítica de las urnas e intento hacer una foto para que se entienda. El país está en un momento en el que eso se tiene que entender.

David Madí presenta su libro el jueves en la Casa del Llibre, en Barcelona, a las 19:00 / Foto: Carlos Baglietto

La guerra sucia fue el GAL 2, se coordinaron las diferentes patas del Estado bajo una dirección política, un auténtico Estado mayor

Este mosaico completo incluye cosas del otro lado, es decir, de cómo pensaba y cómo respiraba el Estado español. Por ejemplo, describe muy bien lo que usted denomina "la fetua de El Escorial", en 2011. ¿Aquello fue el germen de la operación Catalunya?

Absolutamente. Este libro lo escribo yo pero recoge confidencias de mucha otra gente que conscientemente ha querido hacerlas. Y en este caso concreto se explica la génesis de lo que yo llamo el GAL 2. Cuando se habla de la guerra sucia se tiene tendencia a pensar que eso es Villarejo y cuatro policías patrióticos. Ahora ya tenemos muchas evidencias y muchas confesiones en torno a eso y es un hecho indiscutible: esto es un auténtico Estado mayor, se decide políticamente, se decide institucionalmente, exactamente con los mismos parámetros que fue el GAL en su momento. De hecho, está muy vinculada una cosa y la otra. En el 2011 se acaba ETA, y toda la industria policial y judicial a su alrededor se traslada a Catalunya. Van a la búsqueda, otra vez, de las fuentes de financiación y de que afloren toda una serie de cosas.

Era el 2011, después de la sentencia del Estatut, y entonces no se llamaba operación Catalunya...

Eso es una construcción posterior, pero tiene un momento fundacional y tiene una decisión estratégica. Y dicen: "esta vez acabaremos con la conllevancia. Esto no lo podemos arreglar". Y deciden que "los vamos a romper de verdad", siguiendo precisamente la pauta vasca. Y a partir de allí se empiezan a coordinar diferentes patas del Estado: policial, servicios de inteligencia, Hacienda (que es una de las patas tremendas de esta operación), etcétera. Y todo ello bajo una dirección política general que da lugar a partir del 2011-2012 a un sin fin de operaciones y de estrategias que empiezan con Convergència, con Pujol y que acaban con todos.

Usted avisa de que este libro lo leerán policías y jueces. Usted está imputado y aquí explica cosas. ¿Se le puede girar en contra?

Este libro tiene unas reservas, no tanto para mí mismo sino para otra gente. Es un libro escrito desde una libertad responsable. Por lo tanto, hay algunas cosas no identificadas. Entre otras cosas, porque no sabemos todavía qué recorrido judicial tendrá la ley de amnistía. Veremos qué efectos tiene, y, por lo tanto, todavía no estamos en un terreno donde podamos explicarlo todo con nombres y apellidos.

¿En qué situación se encuentra usted ahora?

Yo tengo una condena por temas fiscales de un caso absolutamente fake. Y tengo el Volhov, otro caso que está durmiendo el sueño de los justos. El famoso Volhov, que ahora está en boca de todo el mundo, durante cinco años era cosa de unos pocos. Y es uno de los casos post-1 de Octubre más inventado que ha habido.

Vamos a un choque de poderes en el Estado español. Hay un poder judicial en rebelión

Cuando se aplique la ley de amnistía, ¿cómo quedará?

Veremos, pero vaya, la vocación del legislativo es muy clara: todas las causas que tienen que ver con el soberanismo desde su principio hasta el final tienen que quedar amnistiadas. Y esta es la vocación democrática que han tomado las Cortes españolas. Puede gustar o no puede gustar, es evidente, pero se ha aprobado y por lo tanto en un Estado de derecho eso es sagrado. Es evidente que el mundo judicial ha dado bastantes muestras durante todos estos años de tener una guerra particular con todo eso y parece que la quiere seguir. Y eso es a lo que estamos a punto de asistir: veremos un choque de poderes y veremos qué pasa. Es algo muy interesante.

 

 

¿Y qué cree que puede pasar?

Veremos. Yo creo que todo demócrata sabe que se ha aprobado una ley con una vocación explícita, con todo el blindaje legal razonable, discutido, contradiscutido, analizado y recontraanalizado, pero la vocación es la que es. Pero hay un poder judicial que está en rebelión frente a esta decisión democrática. El informe que sacó el otro día la Fiscalía es un caso claro de prevaricación en toda regla. Pretende obstruir y oponerse a lo que ha sido una decisión democrática.

La Agencia Tributaria son los descendientes de la Inquisición española con metodología, vocación y formas de hacer. Hace falta una ley contra el abuso funcionarial

En una frase dice textualmente, y por si no queda claro la dice dos veces: "los inspectores de Hacienda son la peor especie de funcionario hispánico". No sé la situación judicial, pero quizás le cae una inspección.

Una de las cosas que se utilizó contra un determinado empresariado catalán fue la pata de Hacienda y fue una persecución sin cuartel. La Agencia Tributaria son los descendientes de la Inquisición española con metodología, con vocación y con maneras de hacer. Los que lo hemos sufrido lo sabemos muy bien. Hace falta —independientemente de que seas independentista, de derechas o de izquierdas— una ley contra el abuso funcionarial. Tenemos este problema de calidad democrática, porque hay una serie de servidores públicos que poseen el Estado en vez de servirlo. Y son impunes.

 

Y pone ejemplos...

Cuando un juez te mete dos años en la prisión, como es el caso de Sandro Rosell, eres inocente, y finalmente te tienen que soltar, el juez que tomó esta decisión claramente arbitraria debería ajustar las cuentas. No puede ser que no pase nada. Cuando un inspector de hacienda te hace un acta política y te magnifica el acta porque tiene todos los mecanismos y recursos para hacerlo, también tiene que tener sus consecuencias. O cuando un policía hace un atestado a medida encajando a golpes de martillo manifiestas mentiras. Son abusos de un tipo de funcionarios que pueden destruir la vida de las personas y que son impunes. Nos interesa, como garantía y calidad democrática, que haya una ley que rompa esta impunidad. Los Villarejos, los grandes y los pequeños, existen porque tienen impunidad.

Otro colectivo que también aparece en el libro es el de medios de comunicación...

Este es un libro contra la ingenuidad, es un libro para adultos. Su lectura sorprenderá, indignará, hará reír, pero una de las cosas que explico es que todo el mundo hace política. La política no es aquello que hacen los políticos, todo el mundo hace política y hay determinados estamentos que hacen política sin que se note y sin que se vea. Y el periodismo, que yo conozco bien desde hace muchos años, forma parte de ello. La manera de explicar las noticias no es neutra sino que tiene color y crea acción.

Si en el periodismo se pudiera aplicar el código penal como en otros campos se tendrían que hacer nuevas prisiones

 

¿Y en el caso concreto del procés?

Hay un capítulo en que explico muy claramente cómo funcionaron las cosas. El periodismo también hace política a nivel de propietarios, de periodistas y de todos los aspectos. Y es lógico. Y es democrático, no tengo una mirada negativa con eso. Pero tiene que haber pluralismo. Lo que sí que me molesta es cuando desde el periodismo se pronuncia un determinado discurso moral.

¿De neutralidad y objetividad?

Me hace reír, básicamente. Siempre digo una frase, medio verdad, medio broma... Si en el campo del periodismo se pudiera aplicar el código penal como se hace en otros campos se tendrían que hacer nuevas prisiones. Si cogemos toda la guerra sucia que ha habido en este caso, una de las patas indispensables han sido determinados medios de comunicación y determinados periodistas con nombres y apellidos, que, sabiendo que las informaciones eran falsas, las publicaban y jugaban una estrategia de erosión y de destrucción. Y no es que no fueran a contrastar, es que iban a los abrevaderos de la Guardia Civil y a los judiciales a buscar más. A mí no me sorprende, pero yo creo que es bueno que la gente lo conozca.

El autor de `Merèixer la victòria´ en el plató de `El Nacional.cat´ / Foto: Carlos Baglietto

Entre capítulo y capítulo hay "pinceladas", que son retratos de personas concretas. Desde Jordi Pujol a Alícia Sánchez Camacho, de José Manuel Lara a Ricardo Rodrigo, uno de los fundadores de RBA. ¿Por qué estas personas y no otras?

En toda la historia están los protagonistas principales, los que son conocidos, pero también hay toda una serie de personajes secundarios. Todo el mundo hacía política porque eso era una gran crisis y requería que todo el mundo hiciera política. Y hay toda una serie de personajes del mundo de la empresa y de otros mundos que valía la pena explicar qué vinculación habían tenido. Creo que es una de las cosas un poco sorprendentes de este libro.

La CUP ha tenido el papel más corrosivo de todos. Los momentos más delicados los echaron por tierra todos

Vaya como reciben Josep Antoni Duran i Lleida, Quim Torra y la CUP, que es quien está al frente de todo de sus críticas. Es muy duro con esta formación...

La mayoría social ha existido, pero la mayoría de acción a través de los partidos no, y yo creo que la CUP ha tenido el papel más corrosivo de todos, sin duda. Su idiosincrasia está reñida con la estrategia y está reñida con la disciplina y con hacer las cosas eficaces. La CUP está imbuida de una especie de teoría de la revolución a base de la desestabilización. Y cada momento preciso y delicado donde se requería, no ya que acompañaran, sino sencillamente que no molestaran, los echaron por tierra todos. Me parece que eso es una realidad objetivable.

La zona de confort de la cultura política catalana es resistir. Y ganar es otra cosa

El título del libro es un verbo en infinitivo: Merèixer la victòria, sin primeras personas ni tiempos verbales. ¿Eso es porque usted lo concibe como un manual de cómo conseguir esta victoria?

En parte. Escribo este libro para que se entienda qué ha pasado. Pero lo escribo para el futuro, para quien en otro momento quiera intentarlo, pueda ver qué ha pasado. Es una de mis vocaciones en todo esto. El título se refiere a a una cosa que a mí me entusiasma, que es la Segunda Guerra Mundial, y especialmente aquel póster, “Deserve Victory”, que estaba por todo Londres durante aquel año y pico que el gobierno de unidad británico, con Churchill al frente, resiste solo ante el avance de los nazis. Y esta es la condición primera para ganar: merecer la victoria, no tener razón, no creer que el mundo nos mira, no tirar un papel al suelo. La cultura política catalana es una cultura cuya zona de confort es resistir. Y ganar es otra cosa. Resistir es lo que sabemos hacer, ganar nos cuesta y requiere una disciplina, requiere una manera de hacer y requiere un liderazgo diferente.

Aquello de 'de la ley a la ley' fue una falacia. Hubo un déficit de saber cómo son en Madrid. Los catalanes tenemos una discapacidad intelectual en estos asuntos

Por ejemplo, usted se sorprende que se hiciera el pleno del 6 y 7 de septiembre del 2017 buscando aquello de "de la ley a la ley".

Todo eso viene de que la revuelta de las sonrisas es de buen rollo, hacemos muchas manifestaciones, hacemos muchas performances, tenemos mucha razón, el mundo nos mira, no tiramos ni un papel al suelo, somos cojonudos, y eso lo haremos sencillamente de la ley a la ley. Y eso es una falacia. Yo no soy ni anti-Madrid ni antiespañol, pero sé cómo son. Y yo creo que había un déficit de saber de verdad cómo son. Es decir, los catalanes tenemos una discapacidad intelectual en este tipo de asuntos. Y tenemos que entender qué es la cultura de poder de España. Madrid es un tema muy sustancial y muy importante para saber cómo se pueden tener tratos.

 

 

Siga.

Catalunya ha sido expulsada históricamente de la cultura de poder. Y ha habido un periodo en que lo recuperamos. Y ahora volvemos a estar perdidos, nos cuesta entender la cultura de poder. Pero ellos tienen muy claro qué es la cultura de poder porque es una nación que ha sido construida a través de las armas, a través de la violencia, a través de la fuerza, con un concepto muy claro. Y si vas contra eso con una parte buenista y un punto infantil tienes las de perder.

La revolución de las sonrisas fue una mentira fértil. En un momento determinado se tenía que saber que empezaría a haber pocas sonrisas

¿Y ahora?

No hay nada que me dé más rabia que decir que "de eso hemos aprendido mucho". Normalmente, cuando vas a la guerra ya vas aprendido. O tendríamos que ir aprendidos. Se afrontó una guerra con debilidades manifiestas. Eso sí, que nadie se piense que eso es un libro de crítica. Intento explicar las luces y sombras equilibradamente, porque también hay muchas luces. Pero el concepto era el de mentira fértil. Una mentira fértil es una mentira que sirve para algo positivo. La revolución de las sonrisas era una mentira fértil, pero en un momento determinado se tenía que saber que empezaría a haber pocas sonrisas.

 

 

Es que yo recuerdo que eso de la revolución de las sonrisas se decía para intentar sumar el máximo de gente posible porque no estaba claro que hubiera un 50% para afrontar un referéndum y hacía falta gente más allá de las costuras del independentismo...

Y eso fue un éxito absoluto. Eso se consiguió antes del 1 de Octubre, el mismo 1 de octubre y, por encima de todo, el 3 de Octubre. Yo creo que la victoria real es la del 3 de Octubre. Y a partir de ahí es cuando empezamos a decidir perder.

El 1 y el 3 de Octubre son las victorias más brillantes del soberanismo. Y lo atribuye al hecho de que todo se organizó bajo el radar del Estado.

El 1 de Octubre se hace fuera del Govern, la organización se externaliza a manos de una gente de larga trayectoria que permite que se celebre. Algún día espero que se puedan explicar todos los puntos y comas, pero hoy todavía no es posible. Y aquello pasa para sorpresa de todo el mundo, del Gobierno, de los servicios de inteligencia, de la policía y de todos los que estaban allí. Su error es el que nos da la victoria.

Y llegados a este punto en el 2024, ¿qué recomienda ahora?

El soberanismo en su conjunto necesita entrar en reflexión, necesita entender qué le pasa y qué le ha pasado. Es un problema de entender qué estrategia queremos y a qué estamos dispuestos. Y al final del libro hablo de un trilema: no haremos nada, lo volveremos a hacer, o lo haremos diferente. Esta última es una gran oportunidad, pero requiere disciplina, fortaleza y unidad.

El quinquenio cainita (2018-2023) ha tenido como resultado que por primera vez el soberanismo no tiene mayoría absoluta. Hay una abstención de castigo militante

Usted desgrana eso de "lo haremos diferente" y subraya recuperar la unidad, y utilizar sobre todo la fuerza que actualmente tiene el independentismo en Madrid que, combinada con los vascos, puede sumar casi 30 diputados. ¿Se está yendo por aquí?

Hoy es evidente que no, todavía estamos convalecientes. Nos embarrancamos en un quinquenio cainita después del 1 de Octubre. Eso ha tenido como resultado que, por primera vez desde 1980, el soberanismo y el catalanismo, no tiene mayoría absoluta. Y eso es porque hay una abstención de castigo militante, porque han acabado con la paciencia de mucha gente, que no cuestiona el objetivo sino que cuestiona cómo se lleva a cabo. Sí, propongo una alianza franca con los vascos, para configurar aquello que ellos denominan "los enemigos de España".

Hay quien puede pensar que eso no es solo un libro, sino que es alguna cosa más, como una especie de texto fundacional de alguna plataforma. ¿Eso es así?

No, no. Que nadie quiera ver nada de todo eso. Yo habitualmente juego siempre la siguiente partida pero en este caso, que no busquen tres pies al gato, mi vocación es que se entienda qué ha pasado. Yo creo que algunos debíamos una explicación.

Pues usted, a quien le gusta ver anticipadamente unos cuantos movimientos de la partida de ajedrez, explíquenos si habrá repetición electoral.

El libro acaba donde acaba, y eso ya sería hacer futurología. Sí que diré una cosa: en estos momentos, en estas postelecciones catalanas, estamos en el primer acto del teatro. Quedan unos cuantos actos. Creo que vamos a una doble investidura fallida. Y ya veremos qué pasa después.

Si me permite una pequeña excursión personal: yo era el periodista de Catalunya Ràdio, especializado en política catalana, que cubrió, entre muchas otros temas, el asunto del documento sobre control de los medios de comunicación por parte del tripartito. Más de 20 años después, gracias a su libro, he descubierto cómo llegó a sus manos.

Al final, todo se sabe.

Muchas gracias, David Madí... Cendrós. Usted ha querido firmar el libro con los dos apellidos.

Sí, efectivamente, porque creo que eso también tiene un sentido histórico de lo que era un catalanismo como el de mi abuelo y sus contemporáneos, que tuvieron un papel muy activo en la resistencia del catalanismo cultural y el paso a la democracia.

Podéis recuperar toda la entrevista entera aquí: