El director de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso, ha replicado esta mañana a los grupos parlamentarios que le interpelaban en la comisión de Afers Institucionals, a raíz de su implicación en una conspiración con el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández, para fabricar casos de corrupción contra CDC y ERC. "Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado de conspirar", ha asegurado, con un tono amenazante y desafiante que ha mantenido durante toda su intervención.
La de este jueves ha sido una durísima comparecencia, en la que Alfonso ha calificado de "juicio sumarísimo" el escrutinio parlamentario al que se está sometiendo, a pesar de asegurar que se esperaba unas intervenciones "más caninas". El dirigente del órgano contra la corrupción ha intentado en todo momento darle la vuelta a la tortilla. Definiéndose como una persona "honesta", "digna y noble", víctima de un ataque contra sus derechos fundamentales, en referencia a unas grabaciones que considera "ilícitas", ha insinuado malas prácticas también por parte de las fuerzas políticas catalanas. "No tengo que tirar de la manta de nada", ha afirmado más tarde, aunque ha apuntado que "siempre he respondido a todas y cada una de las llamadas", y dice que tiene "registro" de todas estas reuniones.
Entre otros se ha mostrado visiblemente molesto por las críticas de Ciudadanos. Sobre la pregunta de Inés Arrimadas si sigue siendo idóneo para el cargo, De Alfonso ha soltado que Albert Rivera me dijo "que no me preocupara, que no tendríamos problemas, que me apoyarían en todo, aunque habíamos tenido discusiones aquí, pero que yo tenía que entender que también les había que dar algo ".
"Si me conocieran nunca se habrían permitido decir las barbaridades que están diciendo. Algunos bajo la cobardía han lanzado injurias", ha remachado. En este sentido ha soltado una tesis: "Se unen en el odio por las elecciones", porque "están intentando sacar provecho". Según él, "sin haberme escuchado deciden apartar a un incomodísimo director y evitar que se siga poniendo en orden la corrupción". Por ello, "deberán explicar si lo que se recoge en programas sobre corrupción se cumple o no".
No es causa ni de cese ni negligencia grave y notoria "que la oficina mantenga reuniones a los más altos niveles", ha explicado, en referencia a los puntos del reglamento del órgano que los parlamentarios señalan como motivo para echarlo . Sobre su tono en las conversaciones ha defendido que "en las reuniones de trabajo privadas confío en los interlocutores", para generar "empatía y complicidad", si bien es por lo único que ha pedido perdón y ha asegurado que si sigue en el cargo lo cambiará.
Las grabaciones
A pesar del contenido de las grabaciones, el debate, según De Alfonso, debería haberse centrado en su filtración. "No desconfío del ministro, pero este director ni ha grabado ni lo sabía", ha remarcado, al tiempo que ha apuntado que "deberíamos pensar que somos subnormales profundos".
En cualquier caso, ha reiterado que no estaba cometiendo ninguna ilegalidad o yendo más allá en sus funciones, y ha emplazado a los diputados a que si quieren saber toda su agenda "es tan sencillo como cambiar la ley". Pero lo que dice que no permitirá es que "se me utilice como cabeza de turco en un momento electoral, porque canta". "No tengo odios dentro de mí, pero este combate beneficia a unos cuantos y perjudica a toda la sociedad", ha advertido.
Apoyo del equipo
"Ayer habría dimitido", ha revelado De Alfonso. Reunió a su equipo para ver qué pensaban. Él asegura que no estuvo presente y que no quiso escuchar lo que decían. Cuando salieron le dijeron que "te apoyamos de forma unánime". Y esto ha señalado que le dio fuerzas para continuar.
Son días de mal trance. Según ha explicado, entraron en su casa, "la alarma que todos los días se conecta estaba desconectada", coincidiendo con la aparición del escándalo. Ha añadido que ha hecho limpieza de micrófonos de su domicilio y de su vehículo, así como cambiar tres veces de móvil y dos de módem en un año