El hasta el miércoles director de la Oficina Antifrau de Catalunya (OAC), Daniel de Alfonso, camufló como tareas de "colaboración con la Justicia" los viajes a Madrid coincidentes con las citas con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en que urdieron la trama contra el proceso soberanista, y los que hizo después, cinco de los seis realizados hasta finales del 2015. Así figura en el registro oficial de desplazamientos del exjefe de la OAC y su equipo al cual ha tenido acceso El Nacional.
"De Alfonso ha sido un usuario ilegítimo de nuestro trabajo", afirman fuentes de la OAC que, por razones obvias, piden el anonimato. En Antifrau reina la conmoción por las revelaciones sobre las actividades políticas de quien ha sido el máximo responsable en los últimos años, ahora destituido por el Parlament. Pero lo cierto es que las relaciones entre el exdirector y el personal de Antifrau no han sido precisamente una balsa de aceite desde que fue nombrado.
En Antifrau trabajan cerca de 50 profesionales, muchos de los cuales procedentes de cuerpos de gestión de la Administración, de Hacienda, de la Fiscalía o de la Policía, que –según las fuentes consultadas por este diario– han visto cómo su tarea de investigación sobre presuntas irregularidades en varios ámbitos se ha visto cortocircuitada, por sus pésimas relaciones con una parte de los estamentos judiciales barceloneses, o directamente utilizada por De Alfonso para sus intereses.
Veto interno a la investigación sobre el PSC
En otras ocasiones se les ha vetado el acceso a "investigaciones" de las cuales se encargaba directamente el mismo De Alfonso, y su núcleo de la más estricta confianza. Entre estas investigaciones "reservadas" del exjefe de la OAC está la de la presunta financiación irregular del PSC por la cual el partido se ha querellado.
La discreción con que, por naturaleza y, sobre todo, por ley, tiene que trabajar la Oficina habría actuado como pantalla de protección de los movimientos opacos de De Alfonso. Eso y el "patético" control parlamentario, al que ha sido sometido. Las fuentes aseguran que en sus comparecencias en el Parlament los últimos años –la OAC depende de la Cámara catalana– De Alfonso habría mentido más de una y de dos veces a los diputados que lo han interpelado.
Una de las revelaciones que ha indignado especialmente a los especialistas de la OAC –oficina que no tiene un organismo equivalente en el Estado español– fue el pasaje de su primera conversación con el ministro Fernández en que De Alfonso se vanagloriaba de que habían "destrozado" el sistema sanitario catalán. En realidad, el exjefe de la OAC se refería a un exhaustivo informe elaborado por los técnicos sobre las relaciones del sector privado con la sanidad pública catalana, el objetivo del cual era "mejorar el funcionamiento" del sistema de salud, aseguran las fuentes.
La OAC fue creada en el 2008 por una ley del Parlament pero no se puso en marcha a la práctica hasta el 2010, una vez nombrado su primer director, David Martínez Madero. Madero, que había centrado su actividad como fiscal anticorrupción en la investigación de la mafia marbellí, murió en circunstancias no bastante aclaradas, en Milán, a principios del 2011, cuando volvía de una estancia en Singapur. De Alfonso, magistrado con 21 años de ejercicio en la Audiencia de Barcelona, fue elegido como sustituto en el verano del 2011.
La guardia pretoriana
La OAC es un organismo independiente que rinde cuentas sólo al Parlament. Su estructura consta básicamente de tres áreas: los departamentos de Previsión, Análisis e Investigación. De Alfonso, al llegar al cargo, heredó al staff de Madero: el periodista Carlos Quílez como director de Anàlisi, posteriormente sustituido por Bruno González, y el considerado su auténtico mano derecha, el director de Previsión, Rogelio Grajal integraban el núcleo duro del jefe de Antifrau, una auténtica guardia pretoriana. A Grajal, miembro de la policía española, se le considera el "brazo ejecutor" de las decisiones del ahora exjefe de la OAC y un "conseguidor" de información para su superior. A finales de 2011 se incorporó como adjunto el actual director de los Mossos, Albert Batlle, que posteriormente marchó por diferencias con su superior, aseguran las fuentes.
Las fuentes aseguran que, a diferencia de su antecesor, De Alfonso se ha relacionado el mínimo posible con los técnicos de la oficina, que convirtió su despacho en una especie de fortín y que continuamente estaba fuera de la OAC, en muchas ocasiones en desplazamientos a Madrid o en costosos viajes de trabajo al extranjero como los revelados por este diario. Por otro lado, no se sorprenden de las amenazas que profirió a los diputados del Parlament durante su comparecencia previa a la destitución. Lo definen como un hombre de carácter agresivo, de actitudes "bipolares", "muy bocazas" y "extremadamente vanidoso".
La primera reunión con Fernández
Según el registro de desplazamientos de los cargos de Antifrau, al que ha tenido acceso El Nacional, Quílez y Grajal viajaron con De Alfonso a Madrid cuando se celebró la primera de las dos reuniones con Jorge Fernández, las grabaciones de las cuales ha revelado el diario Público. Fue del 1 al 2 de octubre del 2014, un mes y una semana antes de la celebración de la consulta del 9-N por la cual han sido imputados el expresident Artur Mas y tres miembros de su gobierno, la exvicepresidenta Joana Ortega, la consellera Irene Rigau y el entonces titular de Presidència, Francesc Homs.
Aquella primera reunión aparece consignada en la documentación oficial como "actuaciones de investigación" en el apartado de "razón" del desplazamiento; el "objeto" que aparece es "relaciones con miembros de la Administración de Justicia" y en el apartado donde consta la "institución" concernida se habla de "Colaboraciones con Administración de Justicia". El coste del desplazamiento, incluidos los capítulos de dietas, locomoción, traslados y alojamiento fue de 1.875,58 euros que se imputaron al presupuesto de la OAC, igualmente como los más 130.000 euros que entre el 2013 y el 2015 De Alfonso y sus máximos colaboradores destinaron a viajes por todo el mundo.
La segunda reunión con Fernández coincide con el siguiente desplazamiento de De Alfonso a Madrid, el 16 y 17 de octubre del 2014, y figura en el registro bajo los mismos conceptos: "actuaciones de investigación", "relaciones con miembros de la Administración de Justicia"... En esta ocasión, como en todas las posteriores, De Alfonso ya fue solo a Madrid y el coste fue de 940,65 euros. No en balde, garantizó al ministro absoluta confidencialidad sobre sus gestiones.
8 viajes clave a Madrid
Es decir: el jefe de la OAC no sólo habría utilizado informes técnicos de los especialistas de la Oficina sino que también se habría servido del presupuesto del organismo público para financiar los viajes a Madrid en los que organizó la trama. Después de verse con Fernández, el exjefe de la OAC volvió de nuevo a la capital española, del 22 al 23 de noviembre. El gasto fue de 385, 65 euros. Y ya en el 2015 volvió seis veces más. En cinco ocasiones lo hizo, siempre a cargo del presupuesto de la OAC y por las mismas razones y motivos oficiales que ampararon las reuniones con Fernández –"investigación" y "relaciones con la Administración de Justícia"–. El coste de los últimos viajes a la capital española, desde la primera reunión con Fernández hasta el último desplazamiento conocido, del 14 al 16 de diciembre del 2015, 8 en total, supera los 5.100 euros, siempre según la documentación consultada.
¿Tercera cita en Interior?
Hay un desplazamiento documentado, el único de todos los que hizo De Alfonso entre el 2013 y el 2015, y al cual también fue solo, que sí que hace referencia explícita al ministerio del Interior: fue del 6 al 7 de septiembre del 2015, es decir, a dos días de la Diada de aquel año y 20 días antes de que se celebraran las elecciones "plebicitarias" del 27-S. En esta ocasión la "razón" de la estancia en Madrid es una "reunión"; en "el objeto" aparece "Ministerio del Interior" y en "Institución" dice: "Colaboraciones con Administración Estatal". Es una incógnita con quién se reunió De Alfonso esta vez, pero está claro que no era la primera que visitaba el búnker ministerial.