Las alarmas han sonado en la Moncloa y se ha decidido actuar: Junts y PSOE se reunieron este viernes en Suiza después de que el martes el partido de Carles Puigdemont provocara, de forma inesperada, la trigésimoquinta derrota de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. La cara desencajada del presidente del Gobierno lo decía todo: diputados del PP abandonaban la cámara baja haciendo broma del estado de psicosis del líder socialista. Al día siguiente, ministros de la alta jerarquía del Gobierno esparcían el relato de que todo se debía a una pataleta de Junts por no haber "digerido" aún que el nuevo president de la Generalitat es Salvador Illa; no por culpa de los incumplimientos del PSOE. “Mezclar las cosas para confundir la opinión pública no es una buena idea”, advertía más tarde Carles Puigdemont, que insiste a pedir una delegación integral de competencias en inmigración y que ya avisa con antelación al Gobierno que, si nada cambia, el próximo jueves su partido volverá a tumbar la senda de déficit. Ante esta situación, y con un horizonte donde hay la presentación de los presupuestos y la reforma del modelo de financiación, el PSOE ha decidido actuar, con la esperanza de que la nueva cita en Suiza haga reavivar la relación entre los dos.

El gobierno español marchó y ha vuelto de vacaciones con fracasos en la Carrera de San Jerónimo. Pedro Sánchez celebraba el pasado julio su primer cumpleaños del 23-J con un importante batacazo parlamentario: Míriam Nogueras y sus diputados tumbaban la senda de déficit. Y esta semana, en que Pedro Sánchez tuvo que desplazarse hasta el Congreso sin corbata porque la aritmética estaba ajustadísima, el revés de los alquileres ha provocado la trigésimoquinta derrota en el hemiciclo en este mandato. Reuniones en el extranjero a un lado, una de las tesis que sostiene el equipo de Pedro Sánchez es que el congreso de Junts en Calella servirá para que los independentistas superen que Carles Puigdemont no ha vuelto a ser investido president de la Generalitat. 

Pero en Junts per Catalunya no hacen ni mucho menos el mismo análisis. Fuentes del grupo parlamentario que lidera Míriam Nogueras en la cámara baja niegan que el congreso de octubre acabe condicionando la relación con el PSOE. A ojos de los independentistas, la relación entre las dos formaciones se mide con el grado de cumplimiento de acuerdos. Y la reunión en Suiza de este viernes tiene que servir para eso. Los socialistas tienen entre ceja y ceja que hay que agotar la legislatura. El pasado lunes, Sánchez instaba a sus diputados socialistas a “abrirse a las ideas y las necesidades” de sus socios parlamentarios.

Hoy por hoy, el termómetro de acuerdos marca temperaturas frías: solo se ha ejecutado el pacto para una ley de amnistía que los jueces del Supremo se niegan a aplicar; y el Gobierno se hace el sordo cada vez que Junts le exige presiones al poder judicial. También se permitió al principio de la legislatura que en el Congreso se pudiera hablar en las lenguas cooficiales al castellano, pero el compromiso de llevar el catalán a las instituciones europeas ha quedado atascado, y ahora el Gobierno se niega a delegar de forma integral las competencias en inmigración a la Generalitat. También han quedado guardadas dentro de un cajón las comisiones de investigación del 17-A y de la Operación Catalunya.

Sánchez y Montero en el momento que Junts tumbaba la regulación de los alquileres / Foto: EFE

Inmigración

La inmigración es ahora uno de los principales caballos de batalla de Junts y es también, según el último barómetro del CIS, la principal preocupación de los ciudadanos del Estado. El pasado mes de enero, el partido de Carles Puigdemont consiguió arañar al Gobierno un pacto para una delegación integral de las competencias en inmigración. El PSOE, de todos modos, defiende que eso tiene unos límites: el control de fronteras y los flujos migratorios son competencias exclusivas del Estado, tal como establece el artículo 149 de la Constitución. Pero Junts defiende que se pueden igualmente delegar competencias a las autonomías a través del artículo 150.2. "Eso es imposible", apuntan a este periódico ministros del Gobierno.

Para salir de este enredo, ambas partes siguen hablando. Desde el grupo parlamentario de Míriam Nogueras apuntan que no se ha dejado de negociar en ningún momento. En abierto, Eduard Pujol le recordaba a Félix Bolaños esta semana en el Senado que su formación no verá bien "un pacto rebajado". Días antes, el president en el exilio aseguraba que su partido no aceptará en ningún caso "una solución a medias". La intención de Junts, apuntan fuentes parlamentarias, es que la ley pueda aprobarse a finales de año con el apoyo de todas las formaciones nacionalistas.

Financiación y presupuestos

Paralelamente, Junts per Catalunya muestra constantemente su rechazo al pacto entre PSC y ERC porque "ni es un concierto ni es tener la llave de la caja". El voto de esta formación será imprescindible si una reforma del sistema de financiación pasa por el Congreso de los Diputados. Ahora bien, fuentes de la sala de máquinas de la Moncloa consultadas por ElNacional.cat aseguran que prácticamente todo está aún por hacer, y que habrá que esperar.

Uno de los primeros movimientos que ha hecho Pedro Sánchez ha sido echar agua al vino y ofrecer a todas las autonomías el mismo pacto que ha firmado con los republicanos. "Nuestro modelo de financiación es el mismo en todos los territorios", llegó a manifestar este lunes, sin tapujos, el líder socialista. Con eso, ha pasado el 'problema' al tejado del PP: algunos barones han desafiado la prohibición de Feijóo de negociar bilateralmente con la Moncloa una mejora de sus respectivos bolsillos.

 

Esta semana, sea como sea, Junts per Catalunya puede hacer una nueva advertencia a Pedro Sánchez: tumbar otra vez la senda de déficit. El Gobierno presiona a los independentistas y también al PP asegurando que es bueno para sus comunidades y ayuntamientos poder endeudarse más, y amenaza con presentar los presupuestos del 2025 pase lo que pase el jueves. Pero si nada cambia, Carles Puigdemont ya ha avisado que Junts volverá a votar en el mismo sentido, y por el mismo motivo. Ha invitado al ejecutivo de Pedro Sánchez a "reflexionar" sobre las diferencias de ejecución presupuestaria en Catalunya y en Madrid. Los independentistas explican a este periódico, también, que un acuerdo definitivo en inmigración no irá de la mano de un pacto para los presupuestos: "Negociamos pieza a pieza".

Sin amenazas de una moción de censura

Por otra parte, por mucho que la relación con el PSOE pase por un muy mal momento, no se avistan posibilidades de que Junts acabe sumándose a PP y Vox en una mayoría constructiva. Es decir, que ni juntaires ni socialistas ven viable ahora mismo que pueda prosperar una moción de censura con Alberto Núñez Feijóo como candidato para presidir el Gobierno. Incluso las fuentes del PP consultadas por este periódico ven improbable este escenario, por mucho que, de la misma manera, vean "inaguantable" la estabilidad de Pedro Sánchez en la Moncloa.