Un año más, en el Día de la Hispanidad, este 12 de octubre ha vuelto a ondear en lo alto de la Seu Vella de Lleida, una estelada gigante para rechazar esta celebración en Catalunya. La acción, que lleva a cabo el Jovent Republicà de Ponent desde hace diecinueve años, quiere reivindicar la independencia y exigir que se deje de celebrar esta festividad porque, han asegurado, rememora un "genocidio que exalta los valores unitarios de España".

Una decena de miembros de la organización han participado en el acto, donde|dónde han aprovechado para dar un grito a "acabar con la opresión que ejerce el Estado español sobre el pueblo catalán y el ataque constante a sus símbolos, como la lengua y la cultura catalana." En sus redes sociales, las juventudes de Esquerra Republicana han asegurado que el "12 de octubre es un día para condenar un genocidio, no para celebrarlo". La organización juvenil dice que renuncia a "celebrar el colonialismo opresor español".

Todo el arco independentista se han pronunciado también en contra de la festividad, haciendo uso del ya habitual lema "nada que celebrar", mientras Salvador Illa, ha sido el primer presidente de la Generalitat en los últimos catorce años, en acudir al desfile militar del 12-O en Madrid.

12 de octubre: la caída de Lleida ante|delante de los borbones

El día que España conmemora el empleo|ocupación español en América, Lleida también vivió su propio empleo|ocupación. Justamente un 12 de octubre de 1707, las tropas borbónicas entraban en la capital de Ponent en plena guerra de Sucesión, en unos hechos que se conocen como el "Asedio de Lleida". Las tropas de Felipe V ocuparon la ciudad con un ejército de 30.000 hombres, ante una resistencia leridana de solo dos mil quinientos hombres, ayudados por soldados ingleses y holandeses.

Una vez la ciudad cayó en manos borbónicas, la población civil y los militares se refugiaron en el castillo del Rei y la Seu Vella, y en edificios religiosos o templos. Algunos leridanos por ejemplo decidieron esconderse en el convento del Roser, al que las tropas borbónicas prendieron fuego y donde|dónde murieron las 700 personas que se habían refugiado. El asedio en la ciudad duró casi un mes, más hasta que cayó la Seu Vella, que fue usada por los felipistas como ciudadela militar. El triunfo borbónico supuso para Lleida la abolición del estudio general en 1717, y la desaparición del régimen foral de la concejalía en 1719.