El centro de Barcelona ya está en estos momentos bastante lleno de independentistas que han tomado, un año más, las calles del centro de la capital catalana para alzar su voz. Ni el tiempo de las horas previas, ni las dificultades actuales del movimiento para salir adelante con la construcción de la República catalana, los han parado. Por octavo año consecutivo, las esteladas, las pancartas reivindicativas y los lazos amarillos han vuelto a coger todo el protagonismo de la Diada, que se espera de nuevo multitudinaria.
La plaza Espanya, así como la Gran Via y las calles adyacentes donde se ha convocado la manifestación, ya están bastante llenas. Aunque hace unas semanas las inscripciones a la movilización eran mucho más bajas que en años anteriores, finalmente la tendencia se pudo revertir y la ANC ha anunciado este mismo miércoles que se han inscrito 450.000 personas. También se han vendido unas 250.000 camisetas y se han fletado unos 1.300 autobuses provenientes de todo el país. Unas cifras muy similares a las otras ediciones.
La segunda Diada con presos y exiliados
La de este año vuelve a ser una Diada excepcional: es la segunda con presos políticos y llega a las puertas de la sentencia, que se espera para principios de octubre. Aunque quedan escasas semanas para esta fecha, el Govern y los partidos que lo forman todavía no tienen una estrategia unitaria clara sobre cómo hacerle frente, lo que ha provocado que últimamente se hayan oído voces discordantes entre los principales líderes independentistas y se haya producido algún choque incluso en el ámbito institucional.
A pesar de eso, el espíritu de la Diada, y la voluntad tanto de JxCat como de ERC que vuelva a ser un éxito, han dado paso a una tregua. Los dos partidos han intentado dar una imagen de unidad a las puertas de este 11 de septiembre, aunque asistirán por separado a la movilización, también debido a que este año la ANC ha querido dar más peso a los ciudadanos y ha eliminado la llamada fila cero. Todos los presos y exiliados firmaron el domingo pasado una carta en la que pedían que la manifestación fuera multitudinaria, al igual que también se ha hecho desde el Govern y los partidos.