Ya estamos otra vez: Pedro Sánchez, culpable. El presidente del gobierno español anunció, muy torero, que el consejo de ministros aprobará por decreto que sea la banca –y no los clientes– quien pague el impuesto hipotecario. Rectificará así la rectificación del Tribunal Supremo, que rectificaba su propia doctrina sobre el caso. Encima, Sánchez no hace más que seguir la recomendación del mismo presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, que ha pedido, él mismo, este miércoles, un cambio en la ley hipotecaria por "falta de claridad" de la actual.
En un rincón del ring, La Razón, ABC y El Mundo. En el otro, El País. Unos han decidido que Pedro Sánchez lleva cuernos y rabo; el otro, que es poco menos que un ángel de justicia. A partir de aquí, ya está todo resuelto. No se trata de explicar qué pasa y ofrecer a la gente instrumentos para que piense por su cuenta. Se trata de reforzar el juicio previo que estos medios se han hecho sobre lo que pasa. Así, los tres primeros diarios titulan con una interpretación, no con los hechos.
En los diarios del trío antigubernamental todo son palabras y expresiones cargadas negativamente. Para ABC, Sánchez "saca rédito...de la caótica gestión de la resolución judicial"…"en pleno desafío independentista" (sic). El Mundo dice que "se erige en justiciero y golpea a los jueces y a la banca", a la que "obligará a pagar el impuesto". Según La Razón, en un "giro populista", "corrige a los jueces para que la banca pague".
El miércoles ya quedó clara la preferencia de los diarios antigubernamentales por la banca y no por los clientes. Las portadas de este jueves lo refuerzan. ¿Por qué no titularon ayer con esa virulencia la decisión del Supremo de hacer pagar a los clientes? En ese caso, los mismos titulares quedarían más o menos así: El Supremo "saca provecho...de la caótica gestión de la banca" (ABC). El Supremo "se erige en justiciero y golpea a los consumidores", a los que "obligará a pagar el impuesto" (El Mundo). En un "giro elitista", "corrige a los jueces para que el cliente pague" (La Razón). No tiene sentido ¿verdad? Pues los contrarios tampoco.
Con esta técnica de titular con las interpretaciones, ya es bastante que no digan que Sánchez (el ejecutivo) no respeta la división de poderes por hacer caso a Lesmes (el judicial) que le recomienda modificar la ley.
Ni uno de esos titulares explica un hecho comprobable, verificable, contrastable –como sí hace El País en el suyo– sino la opinión de esos diarios sobre la regulación por decreto del impuesto hipotecario, un hecho que no les gusta, con el que discrepan o que juzgan perjudicial o las tres cosas al mismo tiempo. Pero eso no es la pecera de la información, sino de la opinión. No contentos con escoger opinadores que estén de acuerdo con su línea –faltaría más– también eligen los hechos que les encajan, y descartan o tuercen los que molestan a su prejuicio, sus manías o a su línea editorial.
Después de la guerra todos somos generales. Es fácil criticar hoy las portadas de ayer. Quizás sería más difícil hacerlo si los diarios hicieran un esfuerzo más consistente por explicar qué pasa y no para vender una interpretación previamente decidida al margen de los hechos. Eso es, precisamente, lo que caracteriza el activismo: hacer ganar el propio argumento a como dé lugar. Pero eso tiene poco que ver con el periodismo.
Bonus track: la prensa económica
Los diarios económicos de Madrid han hecho una portada donde se dice una cosa y al día siguiente se ha visto obligados a decir todo lo contrario. Este contraste se ve poco a menudo (atención al "noquea al populismo" de El Economista):