Con un poco de nigromancia y adivinación, da toda la impresión que la batalla de portadas de los siguientes siete días se bifurcará entre los diarios que se escandalizarán contra la reforma de la reforma de la reforma (y así hasta al menos diez desde 1978) de la última ley educativa –la LOMCE del ministro Wert, el españolizador de niños catalanes–, y los que optarán por els trasiego y los tejemanejes de los dos partidos de gobierno españoles para renovar la cúpula del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de dirección de la justicia del Estado.

El País explica hoy que el PP ha echado el as de bastos en la mesa de juego y propone para presidir el Consejo –y, por lo tanto, el Tribunal Supremo– a Manuel Marchena, el presidente de la Sala Segunda del Supremo, que encabeza el tribunal que juzgará el caso 1-O. El PSOE se niega.

La prensa antigubernamental, en cambio, ha decidido que la Justicia no toca. Al menos este sábado. Lo que toca es reprobar, infamar y descalificar la reforma de la LOMCE. La propuesta todavía está en mantillas. Sin embargo, según a ABC y a El Mundo, consistirá en conceder el aprobado en bachillerato con una asignatura suspendida, poner en peligro la enseñanza del castellano (el tabloide monárquico lo llama "español"), atacar a la escuela concertada y cuestionar el "modelo bilingüe de Madrid". Ni más ni menos, oiga.

Impresiona cómo no se privan de decir todas estas enormidades sin pruebas ni datos.

La cosa es que el trío de diarios de la derecha ha optado por levantar griterío y armar un escándalo con la LOMCE y no jugar fuerte el tema caliente de la renovación del CGPJ, donde está el hierro político de verdad. El único que le echa un tiento, oblícuamente, es La Razón.

¿Será porque El País les pasó por delante con la exclusiva este viernes? Improbable. ¿No será que les avergüenza presentar la renovación del órgano de gobierno de la Justicia española (20 jueces) como lo que parece: un mercado donde el PP y el bloque PSOE-Podemos ya se han repartido diez jueces cada uno y ahora trafican y se enzarzan a ver quién será presidente, que es el único nombramiento que no han pasteleado de mutuo acuerdo?

En vistas del juicio del 1-O –y su instrucción fabricada–, el escándalo por la sentencia sobre las hipotecas, y el repaso en Estrasburgo por el juicio a Arnaldo Otegi en el caso Bateragune (entre otros fracasos), el trío de la derecha y más allá ha preferido no poner más en evidencia la Justicia española. Tenían la información y podían haberlo hecho... pero no lo han hecho. Han mirado para otro lado. Se han esforzado para que no salga humo por la chimenea judicial y hacerse el sueco con la triste ley Wert. Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley.