La adivinación de portadas es un arte experiencial y efímero. Cada día cambian y, en una crisis como esta, 24 horas equivalen a una era. La suerte, sin embargo, es que las portadas solidifican una vez al día un estado de opinión, una actitud, una mirada. Eso permite hacer comparaciones y adivinar la digamos narrativa profunda y permanente de cada diario, el hilo conductor. Más o menos. A veces son narrativas, en plural.
Los diarios —todos los medios— son víctimas y cómplices de una batalla política subterránea, muy agravada estos días por el hecho de que muere gente, personas que conocemos; que la angustia por el presente amenazador es altísima, y que los nervios del personal están hípersensibilitzados por un futuro de perfiles borrosos y desagradables. Los relatos que se enfrentan en esta batalla son sencillos, casi los de siempre: ley, orden y mano dura o libertad y responsabilidad; salvar vidas o salvar la economía; "la única autoridad competente" o las autonomías. Más o menos —una simplificación tan mala como cualquier otra.
Añade además la mirada de cada medio. Estos días han preferido hablar poco o nada de héroes, de esperanza, de luz al final del túnel. Por ejemplo, hoy no es portada que SEAT ya puede producir en cadena respiradores para las UCI. Han reorganizado la cadena de producción de transmisiones de un coche para hacer estos aparatos vitales para salvar vidas.
Es noticia, en cambio, que las autonomías pérfidas no comparten información y no colaboran en la gestión de las UCI, bla, bla, bla. Los diarios más gubernamentales —del gobierno español— como El País, se lo toman así, mal. En cambio, la tuna mediática de la derecha lo ve con más indiferencia y da relieve a la indignación general —dicen— por el decreto que endurece el confinamiento y la improvisación en que parece ahogada la "única autoridad competente".
A ver. Las UCI están saturadas, de entrada. Además, si hace décadas que se decidió que los servicios públicos se gestionarían cuanto más cerca del ciudadano mejor, desde las autonomías, y de ahí viene una de las mejores redes sanitarias del mundo —pese a todo— ¿a qué viene ahora esta caracterización como caòtica e insolidaria de esta misma red? Si el único cambio es que ahora lo manda todo la "única autoridad competente"…
El relato de las autonomías enemistadas quizás viene a cuento de recuperar como sea la imagen de la —exacto— "única autoridad competente". Por eso el desbarajuste y la confusión del hospital de campaña organizado en el recinto ferial de Madrid, Ifema, se presenta pequeño y escondido. Porque aunque sea la cruda realidad, no encaja con la narrativa que quiere vender la "única autoridad competente" —vender también en sentido literal, porque ya se han gastado 4,5 millones de euros en publicidad. Seguiremos hablando.