Pedro Sánchez está en el centro de casi todas las portadas del día porque ayer se conoció el núcleo del programa electoral con el que defenderá la presidencia del gobierno español& en las elecciones del 28-A. El escándalo del día es que Catalunya no aparece. Vaya. Después se esforzarán para que no se la trate como el problema principal de España. Como el perro del hortelano: si hablas de Catalunya, fatal. Si no hablas, peor.
La derecha mediática está inquieta, muy inquieta. Pasados los efectos anestésicos del cambio de gobierno en Andalucía, cuando parecía que todo estaba por hacer y todo era posible, se dan cuenta que las encuestas, una tras otra, señalan que el PSOE y sus aliados de la moción de censura amplían la diferencia con el tripartito andaluz. Ya no pueden culpar al pérfido director del CIS. Las cifras les caen encima como martillazos. Así que hoy han salido del coma, todos con la misma canción, pero con músicas diferentes.
Va a saco ABC, que hace sonar a todo volumen las trompetas del "votar Sánchez es votar indepe", pegándose a unas declaraciones de Miquel Iceta al diario vasco Berria: "Si el 65% de los ciudadanos quiere independencia, la democracia tiene que permitirlo". Iceta ha rectificado como un rayo al advertir el destrozo. No le ha servido de nada.
El Mundo y La Razón son más pillos y prefieren tocar un medio tiempo, haciendo un juicio de intenciones a Sánchez, a quien presentan como alguien que tira la piedra y esconde la mano. Extienden así la sospecha de que tiene planes secretos para Catalunya, una agenda oculta que no se atreve a formular con claridad —porque ya sabemos lo que pasa en Catalunya. Dejan a la imaginación de sus lectores suponer en qué consisten las maldades que tiene preparadas el líder socialista para hundir a España. Pero si haces como ABC y quemas el tema explicándolo todo, ¿qué te queda para los días que vienen? Es mejor enseñar sólo la patita y envolver el resto con el celofán de la conspiración y el secreto. Ya se ocuparán sus columnistas de especular sobre la cosa esta semana. El tabloide monárquico prefiere poner a Sánchez en el horno a 3.000 grados de temperatura. El Mundo y La Razón lo cuecen a fuego lento, a baja temperatura, que es como se cocina bien.
El Periódico especula que el PSOE tira los tejos a Podemos y a Cs. Es difícil no ver en su titular una expresión de los deseos del diario porque, en el mundo real, Rivera ha rehusado cualquier acuerdo con los socialistas y se ha ofrecido explícitamente al PP. Si el pasado reciente enseña alguna cosa, además, es que este acuerdo a tres ya se estrelló antes. La Vanguardia es más prudente y estampa en primera página las promesas más vistosas —más "sociales"— de Sánchez y la vaga alusión a "reforzar las autonomías". Quien no se consuela es porque no quiere.