A El Mundo le saldría más a cuenta, por claridad y economía de lenguaje, titular la portada de este miércoles así: "No votes a PSOE –y a Podemos aun menos". Claro, eso no se puede hacer. La idea es que el mensaje se enganche al cerebro del lector sin necesidad de aparecer como un tabloide sectario. Así pues, organizan los titulares de manera que la conclusión que sacas de su lectura sea clara, inequívoca y única: PSOE caca.

Hay que tener gracia y cara al mismo tiempo. En este caso, transforman la ausencia de la palabra "corrupción" en el programa electoral socialista en una acción perversa y un juicio de intenciones: no aparece porque la han "borrado". Se borra una cosa que ya estaba: alguien se ha ocupado de hacerla desaparecer para esconderla con el propósito maléfico de taparse las vergüenzas.

En los subtítulos flota un aire de indignación contenida para remachar el clavo: en "140 páginas", la palabra "ni siquiera" sale una sola vez. Peor todavía, "tampoco aluden a la regeneración". Como queriendo demostrarlo, debajo aparece la foto de Manuel Chaves y José Antonio Griñán –antecesores de Susana Díaz en la presidencia de la Junta de Andalucía– en la sala donde los juzgan por el caso de los ERE. La foto, según El Mundo, es "prueba imborrable que la corrupción ha marcado la vida política de Andalucía, aunque el PSOE quiera borrarla de su programa." Círculo cerrado. PSOE caca.

En cambio, en el programa del PP, la palabra "corrupción" aparece tres veces y además promete dotar a la justicia de más recursos para que la persiga. ¿Y Ciudadanos? ¡Mejor! Utilizan la palabra 39 veces y es "la piedra angular" de su programa. Es decir, cuántas más veces hablas contra la corrupción, más certificas que no caerás en ella. Es eso, según este diario. Son geniales. Tan fácil como sería exponer los hechos y dejar que la gente los valore cómo quiera.

Quien sí habla de regeneración es ABC, que aprovecha la multa de la CNMV al ministro Josep Borrell para presentar el catálogo de ministros socialistas más o menos tocados. Extrañamente, no figuran ni Carmen Montón ni Màxim Huerta, los ya dimitidos. Se conoce que no hace falta: son piezas abatidas. Viendo esta portada vienen a la cabeza las decenas de portadas críticas que el tabloide monárquico ha dedicado a asuntos mucho más graves, como la Gürtel, el macro-caso de corrupción del PP que tumbó a Rajoy, o las escuchas a Jorge Fernández cuando era ministro del Interior, etcétera. Todo el mundo recuerda aquellas portadas valientes y aguerridas.

Algunos detalles de las portadas madrileñas de hoy. Un titulín en El Mundo dice: "Un juez afín a Delgado redactará la próxima sentencia de la Gürtel". Dolores Delgado es la ministra de Justicia. El juez es Fernando Andreu, a quien la ministra quería nombrar secretario de estado de Justicia y no pudo ser, según el diario.

Es gracioso como El Mundo acepta que las cosas van así: hay jueces "afines" y, por lo tanto –se deja caer sin decirlo, como guiñando el ojo– políticamente motivados y/o influenciables y ya sabemos cómo acabará esta sentencia… porque es amiguete de la ministra eh. Como queriendo descartar que Andreu pueda redactar la sentencia guiado por su independencia, honestidad, etcétera. Da la impresión que la Justicia española no es aquella señora limpia y aseada y que eso al diario le parece business as usual.

El País también pone a los jueces en portada, en este caso los once (de 28, ahí es nada) de la Sala Tercera del Supremo que han redactado votos particulares en desacuerdo con la sentencia que exime a los bancos de pagar el impuesto hipotecario. Esos votos son muy críticos con la sentencia final y evidencian la trifulca entre los magistrados de esa sala. El País extracta pasajes que hacen levantar las dos cejas al más valiente. Sus señorías se arrojan los platos a la cabeza con entusiasmo. El follón en el Supremo también lo destacan La Vanguardia y Ara.

La última. La Razón se indigna porque la Junta de Andalucía ha encargado papeletas, sobres y el papeleo electoral a una empresa que la Generalitat había contratado para el referéndum del 1-O. Por suerte (o por pereza, incompetencia o todo junto) no se han dado cuenta que la empresa está en Arganda del Rey, a 30 –kilómetros de Madrid, y pertenece a un grupo con sede en Vizcaya. Si no, la "interferencia 'catalana'", como el diario llama a este hecho, podían haberla cocinado hasta convertirla en una cosa mucho peor.