El debate de los presupuestos ha puesto el termómetro al pacto de legislatura que hizo posible que Pere Aragonès fuera investido con los votos de los tres grupos independentistas del Parlament. Aunque aquel acuerdo situaba el test de estrés del Govern en una cuestión de confianza a mitad de la legislatura, tanto los cuperos como el ejecutivo reconocían hoy en los pasillos de la Cámara, que el test se hará este mes con la tramitación de las cuentas.

La CUP no esconde las reticencias, no solo con el proyecto presupuestario. Señalan también incumplimientos del acuerdo de investidura que cerraron con ERC, y desacuerdos con el talante del ejecutivo. Precisamente, este lunes los cuperos aprovecharon la publicación del libro de Jordi Cuixart para apoyar a la propuesta de un referéndum sin adjetivos. Los Mossos se mantienen como foco permanente de diferencias.

 

Los socios de Govern, por el contrario, advierten que el acuerdo de investidura obliga a la CUP a aprobar las cuentas, que serán los anticapitalistas quienes romperán el pacto que cerraron para la legislatura, si el proyecto no se aprueba.

Republicanos y cuperos se han reunido esta mañana en la Cámara catalana en una de las reuniones habituales que las dos formaciones celebran para tomar la temperatura al pacto. La reunión ha evidenciado las diferencias y en los pasillos de la Cámara la metáfora de la moción de confianza ha empezado a chisporrotear.


La cupaire Eulàlia Reguant se encarga de negociar los presupuestos con el Govern / Sergi Alcàzar

Aragonès y Giró "a la una"

Al mediodía, el president, Pere Aragonès, se ha reunido con el conseller de Economía, Jaume Giró, en su despacho en la Cámara para repasar el estado de las conversaciones. A lo largo del día de hoy ha quedado claro en la Ciutadella: el presidente y el conseller "van a la una". Este era el mensaje. Y que las conversaciones con la CUP avanzan, y que son los cuperos los que deben decidir si cumplen el pacto, y que la economía catalana funciona y da resultados positivos, y que los presupuestos tienen que mostrar la salud de este Govern. A pesar de las diferencias entre ERC y Junts en múltiples cuestiones —entre ellas, los presupuestos del Estado—, el discurso de presidencia y de la conselleria de Economía no desafina ni una nota en este dúo.

Este consenso se ha traducido en la decisión de ratificar el próximo martes como la fecha de aprobación del proyecto. El Govern había situado aprobar los presupuestos dentro del plazo como un hito al cual no está dispuesto a renunciar. Y ha decidido que la CUP no frenará este objetivo. La portavoz, Patrícia Plaja, anunció en la rueda de prensa posterior a la reunión del Govern que el martes se aprobará el proyecto en el Consell Executiu y así lo ha confirmado el president durante la sesión de control en el Parlamento de esta mañana. La aprobación y posterior tramitación del proyecto en la Cámara el mismo martes abrirá el plazo de diez días para la presentación de las enmiendas a la totalidad. Esta primera votación decide si la oposición tumba los presupuestos o si siguen su tramitación. Será el test más inmediato del acuerdo de Govern.

Guiño desde la oposición

Desde los escaños de la oposición, socialistas y comunes han visto en el resquicio entre las fuerzas independentistas una oportunidad para abonar el acuerdo en el Congreso donde el gobierno de Pedro Sánchez impulsa sus propias cuentas, o incluso para un entendimiento triangular. El socialista Salvador Illa ha celebrado la noticia de que el Govern aprobará el próximo martes su proyecto, y ha dejado la mano tendida ante el pleno. "Sabe que mi grupo quiere facilitar que el gobierno de Catalunya tenga los presupuestos", ha asegurado.

La líder de los comunes, Jéssica Albiach, ha sido más directa y ha apostado por un acuerdo triangular en España, Catalunya y Barcelona para aprobar los presupuestos del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento. "Hoy la propuesta de que hago es muy sencilla pero al mismo tiempo muy estimulante: que nos comprometamos todos a tener presupuestos en todas partes, en Catalunya, en el Estado y hasta en el último municipio de Catalunya, que tengamos presupuestos en todas partes con el mayor apoyo", ha planteado.

 

A pesar de los cantos de sirena, el Govern insiste en que no contempla otro objetivo que aprobar los presupuestos con la CUP. No hacerlo así sería tanto como reconocer que el acuerdo que permitió sacar adelante un Govern apoyado por el 52% del independentismo presente en el Parlament no ha superado la prueba. Seria, en definitiva, un nuevo revés para el independentismo y una carga de profundidad para su cohesión.

 

En la imagen principal, el presidente, Pere Aragonès, y el conseller de Economía, Jaume Giró / ACN