La desintegración de Vox en las Illes Balears ha traído un gran dolor de cabeza para el gobierno en solitario del Partido Popular de Marga Prohens. Los 8 diputados de la extrema derecha resultantes de las elecciones del pasado 28 de mayo se han partido en tres. La primera ruptura se produjo el pasado octubre, cuando el diputado Francisco José Cardona se dio de baja del partido por el discurso demasiado duro de los de Abascal. El segundo se produjo este lunes, cuando los cinco diputados, díscolos de Abascal expulsaron del grupo parlamentario de Vox en las Illes al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, y la presidenta del partido, Patricia de las Heras. La respuesta del líder de la extrema derecha española fue clara: expulsar a los cinco díscolos del partido y posicionarse al lado de Le Senne y de las Heras.
Prohens, entre Abascal y sus díscolos
Sin embargo, eso provoca un dilema para el Partido Popular de Prohens, que cuenta con 25 diputados —a 5 de la mayoría absoluta. Si establece una política de alianzas con los cinco diputados díscolos de Abascal tendrá la capacidad de gobernar con mayoría absoluta. De hecho, el discurso de los cinco díscolos de Abascal —que abandonaron el partido justamente 24 horas después de que Vox celebrara una asamblea extraordinaria y renovara a la ejecutiva— iba en la línea de alargar la mano a Prohens. Si la presidenta de las Illes se acaba inclinando por acordar tejer una política de alianzas con este cinco diputados, implicaría la ruptura del pacto de gobernabilidad con los de Abascal.
¿La ruptura con Abascal, un efecto dominó en todo el Estado?
Esta situación podría provocar un efecto dominó por todo el Estado español y un nuevo choque entre el líder de la extrema derecha y el presidente del Partido Popular español, Alberto Núñez Feijóo. Y es que los populares solo gobiernan Andalucía, Madrid y La Rioja con mayoría absoluta, mientras que el resto de las comunidades autónomas gobiernan con Vox —sea dentro o fuera del gobierno. Si Prohens va por este camino, Abascal tendrá que endurecer el discurso, hecho que provocaría inestabilidad en los ejecutivos donde hay coalición, como el País Valencià o Extremadura. Por eso, según varias informaciones, hay una cierta inquietud de los varones populares por lo que pueda pasar en las Baleares.
La otra opción que tiene Prohens es la de mantener el acuerdo con los de Abascal y tejer una política de alianzas con los dos diputados expulsados del grupo parlamentario. Sin embargo, esta apuesta tendría un gran problema: no tendría mayoría absoluta. También implicaría enfriar las relaciones con los cinco diputados díscolos de Abascal.
Primera prueba de fuego: la presidencia del Parlament
La primera prueba de fuego será la elección de la presidencia del parlamento balear. Tal como marca el artículo 39, una expulsión de un grupo parlamentario también implica la marcha de la Mesa del Parlament. Por lo tanto, Le Senne no podrá seguir al frente de la presidencia de la cámara, a menos que pueda pactar con el Partido Popular su continuidad. Por lo tanto, aquí Prohens también tendrá que escoger entre los díscolos de Abascal y los dos aliados de Vox en Madrid. Es decir, romper el acuerdo de legislatura con Abascal o romper el acuerdo de legislatura con los cinco díscolos. Esta será la primera gran pista de ninguno en qué dirección seguirá la legislatura en las Islas.