Más dimisiones por el fiasco de los trenes de Asturias y Cantabria. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha fulminado este lunes dos de los máximos responsables de la polémica de los trenes que no cabían en los túneles. Ha cesado, pues, a la secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y anterior presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, y ha aceptado la dimisión del presidente de Renfe, Isaías Táboas. Estos no son los únicos cargos que han caído después de que los gobiernos de Cantabria y Asturias denunciaran que los trenes proyectados para dar servicio en su territorio no cabían por los túneles del norte del país. La ministra despidió al titular de la jefatura de Inspección y Tecnología de vía de Adif, además del gerente de los trenes de Cantabria, perteneciente a Renfe. Los dos, sin embargo, tenían previsto abandonar sus cargos muy pronto. Se prevé que la ministra Raquel Sánchez comparezca este lunes a las cinco y media de la tarde para dar explicaciones sobre estas dimisiones.
De esta forma, Táboas pone punto final a cinco años de mandato al frente de Renfe. Años antes de empezar a dirigir la empresa fue director del gabinete de Industria, Turismo y Comercio, cuando José Montilla era ministro de ese departamento. Cuando el socialista se convirtió en president de la Generalitat, Táboas pasó a ser el secretario de la Presidencia. Más tarde, en 2020, pasó a ser secretario de estado de Transportes del Ministerio de Fomento.
La polémica estalló a principios de este mes de febrero. El gobierno de Pedro Sánchez reconoció que una treintena de nuevos trenes destinados a la red de Rodalies de Cantabria y Asturias no pasaban por los túneles, porque nadie calculó que eran demasiado grandes. El mismo Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana admitió cuál era el "problema": haber escogido unos trenes demasiado grandes por unos túneles que fueron construidos en el siglo XIX. El Gobierno aseguró que Renfe ya trabajaba con el fabricante de los convoyes para disponer "lo antes posible" de nuevos trenes. Ahora bien, desde el primer momento ya se supo que esta negligencia provocaría un retraso de unos 2 o 3 años. Además, el contrato de los trenes demasiado grandes era de 258 millones de euros, y tenían que renovar la flota en Cantabria y diseñar trenes nuevos en Asturias.
El secretario general de Transportes reconoció que este contrato había tenido "un problema relativo a cómo tenemos que dimensionar estos trenes". En este sentido, explicó que la línea de Feve es "muy especial" y que tiene túneles "más pequeños de lo que es habitual". El problema parte de las medidas publicadas en la declaración sobre la red, que curiosamente no contemplaban estas limitaciones, y cuando se constató el problema y se comprobó que los trenes no cabrían en determinados tramos de la infraestructura se detuvo todo el proceso de inicio de la fabricación.
Por otra parte, Renfe ya ha conseguido un acuerdo con la empresa Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), Adif y la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF) para solucionar el problema causado por la anchura métrica de los trenes destinados a los servicios de cercanías y media distancia de Cantabria, y también de Asturias, del País Vasco, Galicia, Castilla y León y Murcia. Ninguna de las partes implicadas ha confirmado el plazo establecido para resolver este error, sin embargo.
De hecho, todavía hay trámites para resolver a fin de que la solución pactada pueda salir adelante. En concreto, la AESF tiene que autorizar que se aplique un método que no recoge la normativa española, pero sí la europea, y desarrollar sus procedimientos. Por otra parte, la empresa CAF también tendrá que contratar una empresa especializada en aplicar este método, mientras que el contrato entre Renfe y la empresa tendrá que ser modificado para introducir un seguimiento del proyecto con este tren de referencia. Finalmente, Adif tendrá que aportar los datos sobre las características de la infraestructura y comprometerse a mantener los mismos parámetros. Un buen lío.