Escándalo en Downing Street. Diputados laboristas y liberales han pedido este viernes que el primer ministro británico, Boris Johnson, declare los detalles sobre sus lujosas vacaciones en Marbella en el Registro de Interés de Miembros, que aplica a todos los diputados del parlamento. Según informa The Guardian, en vez de hacer eso, a Johnson habría tomado la "decisión inusual" de declarar la estancia al Registro de Intereses de los Ministros. Este registro no requiere que se detalle la cuantía de los regalos recibidos. Por su parte, Johnson ha alegado que la estancia en la opulenta finca andaluza de su viejo amigo y actual ministro Zac Goldsmith fue un regalo del anfitrión, y que por lo tanto, es adecuado que Johnson lo declare al registro de ministros. Pero eso no convence a los partidos de la oposición, que a raíz del silencio de Downing Street han pedido a la comisaria parlamentaria de Estándares, a Kathryn Stone, de que investigue el asunto. Paralelamente, el rotativo The Guardian ha señalado que no es la primera vez que Johnson se encuentra en medio de un escándalo por sus vacaciones, y que la finca de Marbella podría aparecer en los Papeles de Pandora.

Transparencia

Las vacaciones gratuitas de tres semanas en Marbella no han dejado descansar al primer ministro. Según el comunicado oficial de su oficina, Johnson "recibió hospitalidad de un antiguo amigo de la familia que proporcionó su hogar de vacaciones. Ha declarado la estancia en su capacidad ministerial de acuerdo con los requisitos de transparencia, ya que la hospitalidad fue proporcionada por otro ministro." El ministro en cuestión tiene un nombre: el exdiputado conservador y actual ministro por el medio ambiente Zac Goldsmith; y la hospitalidad también tiene forma: una mansión con dos piscinas, granja orgánica y bosques privados que se alquila por 25.000 libras a la semana, que la familia Goldsmith podría tener en propiedad gracias a una estructura opaca de cuentas offshore.

Ante la afirmativa de Johnson que no declarará las vacaciones en ninguna otra capacidad y ante el hehco que este no es el primer escándalo de este tipo, los partidos de la oposición no han dudado en criticarlo. La líder adjunta del Partido Laborista, Angela Rayner, ha escrito a la comisaria parlamentaria de Estándares, Kathryn Stone, diciendo que el público sacaría la conclusión que el primer ministro "estaba repartiendo el trabajo sucio entre sus amigos que le pagan las vacaciones de lujo". Los Liberales Demócratas han dicho que los conservadores "no tienen ni un poco de integridad. Han demostrado que no pueden confiar en ellos para corregir sus propios deberes en esta cuestión", añadió. "Son ahora el partido del engaño", ha añadido su portavoz Wendy Chamberlain.

 

Foto principal: el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson / Efe