El director de una mutua de Tarragona abroncó a un paciente por querer hablar en catalán, según ha denunciado este viernes Plataforma per la Llengua. La mutua en cuestión es Fraternidad-Muprespa, un médico de la cual exigió a un paciente que le hablara en castellano si quería atención médica. El director del centro se sumó a la bronca y también lo presionó para que accediera a las pretensiones del doctor de expresarse en castellano. Pero la víctima se negó a cambiar de lengua y consiguió ser atendida hablando en catalán, con la intervención de una enfermera que hizo de intérprete al médico hasta que vio que él realmente sí que entendía el catalán. Se trata de un ejemplo más de catalanofobia en la sanidad, como el polémico caso de la enfermera del Vall d'Hebron.
Plataforma per la Llengua ha lamentado que es un caso "especialmente grave porque el centro es una mutua colaboradora con la seguridad social (MCOSS) y actuaba, por lo tanto, como gestor de un servicio público". La entidad lingüística ha tenido acceso a la grabación de la conversación y ha hecho públicos los audios, con el permiso de la víctima:
Los hechos tuvieron lugar hace más de dos años, el pasado 26 de noviembre del 2020 — aunque se han hecho públicos ahora, cuando la víctima ha autorizado a que se publiquen. El paciente estaba de baja por un accidente de tráfico y ya había sido atendido por el mismo médico en otras ocasiones, con el cual siempre había hablado en catalán (y el doctor, en castellano). Pero en esta ocasión fue diferente, ya que el médico le dijo que no lo entendía. El paciente se negó a hablarle en castellano y el doctor fue a buscar al director de la mutua, haciendo que la víctima tuviera que hablar con él en su despacho.
La conversación duró casi veinte minutos, durante los cuales el responsable presionó al paciente para que se dirigiera en castellano al médico por "respeto". Claro está, la víctima dijo que no había faltado el respeto a nadie y recordó que en visitas anteriores él siempre había hablado en catalán. Es decir, que el doctor entendía la lengua. Pero el director hizo caso omiso de la situación e insistió en el cambio de lengua para que "facilitara las cosas", con dos opciones: "quejarse e ir a los juzgados" o "la vía de la buena voluntad".
Giro curioso de los acontecimientos
El paciente no retrocedió y el responsable lo llegó a acusar tanto "de estar radicalizado en muchos aspectos" como de tener "unos planteamientos muy extremos", hasta el punto que puso su "educación" como ejemplo: "Cuando una persona me pide, por favor, que le hable en castellano, yo no tengo ningún problema, porque si tenemos que exagerarlo todo, es difícil". "Solo te pido que seas comprensivo. La idea es que tú recuperes la salud, que es lo más importante, y después los otros aspectos son menos importantes. Yo te pediría que con estas cositas no te preocupes demasiado", añadió. Pero una vez más, la víctima se mantuvo firme y consiguió que el director hiciera entrar en la consulta a una enfermera para que hiciera de intérprete para el médico — con un giro curioso de los acontecimientos: después de dos preguntas, su intervención ya no fue necesaria porque el médico ya entendía todo lo que le decía el paciente.
La cosa no acabó aquí y la víctima presentó una reclamación, además de poner el caso en conocimiento de Plataforma per la Llengua, el Col·legi de Metges de Tarragona y la Seguridad Social — "que se ha sacudido la responsabilidad y ha dicho que la competencia es de la mutua". "Aunque, finalmente, el paciente fuera atendido, el médico y el director del centro discriminaron al paciente cuando lo presionaron para que hablara en castellano. (...) Este caso ilustra la falta de voluntad de algunas empresas que gestionan servicios públicos a la hora de garantizar los derechos lingüísticos de los ciudadanos y la tolerancia de la administración con esta realidad", ha señalado la entidad lingüística. Después de más de dos años, el caso finalmente ha visto la luz.