Le dicen pasaporte de forma popular o certificado verde digital si somos estrictos en su terminología. Sea como sea, la Unión Europea trabaja en la acreditación de un documento personal de su ciudadanía que permita viajar a aquellos que estén vacunados contra la Covid-19, tengan una prueba negativa de PCR acreditativa o, incluso, hayan superado recientemente la enfermedad. Con cualquiera de estos tres elementos, se podría circular libremente por todo el territorio a partir del mes de junio. Pero para llegar hasta aquí, aunque quedan poco más de cinco semanas, el camino parece que presenta obstáculos y muchas discrepancias.

En la última sesión parlamentaria ya se ha podido constatar. Por una parte, el coordinador de las negociaciones por parte de la Eurocámara, el socialista español Juan Fernando López Aguilar, ha intervenido para pedir unidad y concretar detalles que faciliten los viajes entre países. Ante esta voluntad, ha chocado con las dudas de los estados miembros. A modo de ejemplo, la secretaria de estado portuguesa de Asuntos Europeos, Ana Paula Zacaries, pide ser prudentes y no adelantarse sin ver la evolución de la pandemia. Los razonamientos, ahora mismo, están alejados.

López Aguilar ha dado las líneas básicas: "El espacio Schengen está en riesgo y se tiene que garantizar restaurarlo de forma ordenada y avanzar hacia la libre circulación, sin ella no hay Unión Europea, ni recuperación económica ni social". Es más, recuerda que la limitación a desplazarse "ha hecho mucho daño a todas las economías abiertas, no sólo las que viven del turismo". En esta línea va la Comisión Europea y su presidenta, Ursula von der Leyen que "solicitan un procedimiento de urgencia". De hecho, López Aguilar ha tildado la situación actual de "caótica y discriminatoria".

Juan Fernando López Aguilar, Presidente de la Comisión de Libertades, Justicia e Interior de la UE / Fuente: @JFLopezAguilar

Desde la Comisión, ya se trabaja en cómo restablecerlo: el certificado tiene que ser gratuito y también los tests ya que consideran que el abuso de "precios prohibitivos" de pruebas PCR en algunos estados miembros no ponen las cosas fáciles. También piden que los países no impongan medidas adicionales a las que únicamente marque la UE o que se den por válidas las vacunas que el EMA ha evaluado. El formato final de este documento se tendría que cerrar en las próximas negociaciones durante el mes de mayo.

A favor y en contra

A la contra, encontramos las dudas de algunos estados. Zacaries pide "ir con pies de plomo y gestionar las expectativas de los ciudadanos teniendo en cuenta la rápida evolución de la epidemia". Este instrumento ha sido abanderado, principalmente por España y Grecia que, coincidiendo con la temporada de verano, ven vital su introducción. Pero otros países como Francia o Bélgica tienen muchas reservas y alertan de que las tasas de población vacunadas todavía son muy bajas y recuerdan que la inoculación no es obligatoria.

Por su parte, el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, ha sugerido evitar debates secundarios, como el coste de la PCR, y trabajar para un consenso que permita tener un único certificado. A pesar de todo, será básico establecer el uso que tendrá este pero Reynders recuerda que "no se podrán responder todas las preguntas" de forma inmediata.

Foto principal: ejemplar del certificado de vacunación internacional del OMS ante el pleno del Parlamento Europeo.